Por Eduardo Bocco. En medio de un operativo frontal de Martín Llaryora para someter al radicalismo, un grupo de operadores políticos y de consultores avanza en un nuevo “operativo seducción” con el fin de convencer a Juan Schiaretti de que sea candidato a diputado nacional por Córdoba, dejando de lado el canto de sirenas que significó la jugada de ciertos consultores y del propio gobernador actual –sin exposición- que intentaron convertirlo en postulante a diputado por Caba.
En los últimos días Llaryora no tuvo pruritos para cargar contra el radicalismo: primero fue el “plan canje” a intendentes, por el cual prometió obras en los pueblos, ciudades y comunas, a cambio de la aceptación del presupuesto en general. Y los intendentes obligaron a los legisladores a aceptar la hoja de ruta del gobierno provincial, incluidos los más duros y duras.
Valentini, la cooptada
Después, se conoció la jugada sigilosa de llevar al Tribunal Superior de Justicia a la radical Jessica Valentini, que alguna vez militó en el centenario partido pero que hoy está cooptada por la administración justicialista.
El único antecedente de Valentini es ser abogada, pero no tiene historia ni como jurista, ni como docente ni mucho menos como funcionaria judicial. “Llaryora lleva gente que trabaja para el poder”, protestó el senador Luis Juez. En fila, dirigentes opositores descalificaron esa propuesta del Ejecutivo provincial para el máximo tribunal de la provincia, no porque duden de las cualidades personales de la elegida, sino porque le atribuyen no tener las condiciones suficientes como para desempeñar esa función.
La vacante en el Tribunal Superior se produjo tras la salida por jubilación de Mercedes Blanc de Arabel, una jurista con amplia experiencia especializada en derecho laboral. La lógica indicaba que la vacante debería haber sido ocupada por una mujer, especialista en la misma materia… Pero no, la que apareció en los pliegos fue Valentini, que en algún momento pudo haberse ocupado de los derechos sociales, cuando pasó por la Defensoría del Pueblo. Hasta hoy, cumple funciones en la Oficialía Mayor de la Municipalidad de Córdoba. De allí, al TSJ sin escalas. Nadie en el peronismo se puso colorado y en lo que queda de Juntos por el Cambio se quedaron mudos.
Después Llaryora abrió el arcón de la abuela, revolvió bien y sacó un viejo proyecto, caro a los afectos del radicalismo, por el cual una persona condenada en dos instancias por delitos de corrupción no puede ser candidata. El peronismo aplaude y la legisladora María Victoria Busso elevó a la Legislatura una iniciativa similar a la que ya estaba en el Poder Legislativo y que fue presentada por Brenda Austin. Hace años Marcelo Cossar (UCR) avanzó con un expediente similar y años después se le coló el peronista Juan Manuel Cid.
Lo mejor para el final
Finalmente, en las últimas horas se conoció una movida de legisladores nacionales pero aliados al cordobesismo, tendiente a convencer a Schiaretti –recién llegado de España– para que se presente como candidato a diputado nacional por Córdoba.
El primero que habló fue el diputado nacional bonaerense Nicolás Massot, quien en declaraciones al programa Punto y Aparte, que va por la 90.7, Punto a Punto Radio, dijo que Schiaretti sería mejor candidato a diputado nacional para los comicios de 2025 en Córdoba, no en Caba.
Después, en el mismo programa, el consultor político Gustavo Córdoba dijo que Schiaretti le puede generar serios problemas a los candidatos del presidente Javier Milei si decide ser candidato en Córdoba.
Eso actuó como disparador y muchos referentes justicialistas comenzaron a repensar la situación ya que habían dicho que en Córdoba Milei gana seguro o lleva gran ventaja. De momento, Schiaretti no se mueve un centímetro y sigue diciéndole a sus amigos que no será candidato al Congreso. Entre otras cosas argumenta que no quiere ser candidato para perder.
Pero ahora comienza a darse esta suerte de operativo clamor para depositarlo en el primer lugar de la lista, que es una misión casi imposible. “Lo sabemos, pero no hay peor gestión que la que no se hace”, remató un peronista histórico. Fin.