“La inteligencia artificial es algo que vino para quedarse, hay que adoptarla, incorporarla al negocio, a la vida, porque ya está. La tenemos como tecnología hace 30 años, pero ahora se hizo popular porque está más presente en la conversación con proyectos como el Chat GPT. Pero la IA es algo más amplio, más grande, más genérico y más transversal. Hay que tenerle el más absoluto de los respetos, no se va a ir ni enfriar como puede pasar con otras cosas como el mundo cripto”.

Al frente de la tecnológica Santex, con un cuarto de siglo de vida, más de 1000 colaboradores y 18 oficinas en distintos puntos del globo, Juan Santiago es también uno de los principales referentes en la región a la hora de diagnosticar, pensar, analizar, problematizar y dibujar cómo estamos gestionando y qué puede pasar con la inteligencia artificial (la IA), que aparece como uno de los fenómenos más disruptivos al que nos enfrentamos.

Ese compromiso para pensar un fenómeno tan complejo como la IA se materializó este año con la creación, en el seno de Santex, de un laboratorio de IA con una inversión de US$1,5 millones y donde buscan cocrear soluciones junto a clientes y empresas colegas.

“La IA está compuestas de una laguna de datos, esos datos tienen que estar organizados y tener sentido. Sin datos no va a haber impacto en el negocio. La IA tiene beneficios concretos y evidentes como en salud o en educación donde puede ser una aliada importante. Hay que adoptarla de manera paulatina y con responsabilidad. No hay que perder el norte. Hoy el problema es que nadie conoce las consecuencias que puede tener su adopción. Por ejemplo, un gran interrogante es qué va a pasar con la soberanía digital. En Argentina somos el cuarto consumidor de chat GPT y somos el primero en redes sociales, somos una sociedad early adopter, nos caracterizamos por adoptar rápido nuevas tecnologías”.

En su diagnóstico, un problema central en relación a la IA es la ausencia de un marco regulatorio. “Y a os gobiernos, en algún sentido, les conviene la no regulación. Primero porque al no haber marco regulatorio los gobiernos pueden tener acceso a esa información; la otra es la inversión. Si yo regulo en mi región la inversión privada no viene, si desregulo viene. El tema es que con la IA todos se tienen que poner de acuerdo si van a regular a no, y si regulan cómo y por qué. Todos sabemos que hay una puja geopolítica entre China y EEUU, que no son los únicos, pero hay una lucha de poder y los dos entienden que con la regulación hay un desacelere en la industria. Acá hay que regular el dato y de quien es el dato. Y después viene la segunda pregunta, que es ¿Qué pueden hacer las empresas con esos datos y cómo los protegen? Eso es lo que no está claro, hay muchos grises”, remarca.

-¿Hoy la batalla geopolítica es por el manejo de la información? ¿la batalla entre China y Estados Unidos?

-Correcto, hoy el dato es la nueva moneda, no es el dólar, ni el oro, ni el yen. Si vos tenes datos tenes poder económico. Lo transaccional hoy es el dato, estamos haciendo una transición de un modelo análogo a uno digital y es una transición plagada de sesgos. El problema con la información es que es mucha, es muy diversa, la puede producir cualquiera y hay mucho negocio en la desinformación. La manipulación está al alcance de la mano.

-¿Qué vende hoy Santex?

-Nosotros vendemos integraciones de soluciones tecnológicas, integramos diferentes soluciones y las hacemos tener sentido. Hoy las compañías están casi paralizadas con el avance de la IA, tienen miedo a adoptarla, a equivocarse. Hay mucho desconocimiento y lo que hacemos en Santex es visitarlos, hacer un diagnóstico, y evaluar qué herramientas tecnológicas tienen las compañías y cómo podemos hacer que hablen entre ellas para una mejor toma de decisiones.

-¿Sigue siendo negocio exportar software hoy?

-El negocio siempre hay que ir acomodándolo de alguna manera. En Argentina tenemos mucha volatilidad, hay que estar siempre atentos a los cambios para sostener el modelo de negocio. La compañía existe hace 25 años y siempre fue negocio exportar. Ahora, yo creo que nosotros no nos planteamos una compañía para un par de años, es una compañía a 100 años, siempre hemos tenido eso en claro, una visión de largo plazo. Y eso nos ha ayudado mucho como compañía, podemos tener un año mejor o peor, pero es parte del negocio. La constante es entender la promesa de marca que Santex representa que es la calidad.

-¿Por qué se están vendiendo las empresas cordobesas tecnológicas? ¿Ustedes han tenido ofertas?

-Nosotros tenemos ofertas desde hace mucho tiempo, incluso desde que éramos más chicos. Empresas conocidas nos han venido a tocar la puerta. Creo que una de las razones por la cuáles tenemos éxito es que nuestro objetivo no es la facturación ni ser comprados. Los indicadores que miramos son a largo plazo, tenemos una mirada holística del negocio y la empresa. A lo mejor más adelante lo analizamos, pero no es algo con lo que yo me levante, no buscamos eso. Yo disfruto mucho la compañía y no haría nada distinto de lo que hago. Cada vez tenemos más ofertas de compra, pero no es el momento ni es algo que buscamos. Tenemos muchos proyectos y queremos una compañía que viva 100 años.

-¿Qué es tecnología con propósito?

-Es una fundación que nace del riñón de Santex y nace de los colaboradores de la compañía. Nosotros ayudamos a distintas personas y espacios y fueron pasando los años y en un momento necesitamos canalizar esas ayudas. Eso nos llevó a que orgánicamente nos formamos como fundación y ya llevamos dos años y nos llena de satisfacción. Buscamos crear cosas nuevas y generar impacto, más allá de la rentabilidad y del negocio.

Lo que me preocupa como empresario y como líder de la organización, es que la gente tenga un propósito y unir los propósitos de las personas con los propósitos de los fundadores de la compañía. Tenemos un sentido de pertenencia que va más allá de la facturación y el cliente nuevo. Y mi trabajo es que eso se mantenga en el tiempo.

-¿Cómo ves a Córdoba en el mapa regional y global y qué desafíos crees que mantenemos como país?

-Yo soy cordobés, amo Córdoba, nunca me voy a ir de Córdoba. Una de las cosas que tengo como objetivo es llevar Córdoba al mundo. Creo que Córdoba tiene todo para brillar. Todo. Tenemos universidad, talento, cordobeses, paisajes, cultura y somos trabajadores y creativos. Eso me da mucha esperanza y creo que Córdoba ya es un ejemplo en muchas cosas. Viajo mucho, pero siempre vuelvo a Córdoba.

Como país creo que el desafío que tenemos es mantenernos en un rumbo. Sea el que sea, pero lograr una constante, pensar en trabajar juntos un sentido de país que nos haga sentido a todos, que no discrimine, que no deje a un sector de la sociedad afuera, que sea inclusivo, que sea diverso y que, si hay que hacer sacrificios que, por una vez por todas, valgan la pena. El desafío más grande es eso, que de una vez por todas elijamos un rumbo y nos mantengamos y salgamos adelante, empujando entre todos.