
Cada año, decenas de miles de etíopes huyen de un país sumido en la pobreza y se lanzan al peligroso viaje hacia Arabia Saudita en busca de una vida mejor.
Los migrantes deben recorrer un duro camino de 2.000 kilómetros que implica cruzar montañas, desiertos, el Mar Rojo e incluso una zona de guerra.
Muchos mueren en el camino, mientras otros sufren secuestros, torturas y violaciones por parte de traficantes.