La economía argentina atraviesa un período de alta volatilidad, donde los logros recientes conviven con vulnerabilidades estructurales que podrían complicar la estabilidad futura. Así lo señala el economista y exfuncionario Guido Sandleris, que analizó la situación financiera del país y los factores críticos que definirán los próximos meses en la Bolsa de Comercio de Córdoba.
Según Sandleris, la estrategia económica del gobierno logró un objetivo central: reducir la inflación mensual por debajo del 2%. Sin embargo, este éxito se dio a costa de otras prioridades, como la acumulación de reservas y el impulso al crecimiento económico. “El gobierno enfrentó una ‘manta corta’: no podía resolver todos los problemas al mismo tiempo. Optó por priorizar la baja de la inflación, generando vulnerabilidades que se hicieron visibles tras las elecciones en Buenos Aires”, explica.
El resultado fue una combinación de logros y riesgos: la inflación se contuvo, pero la actividad económica cayó, generando una recesión técnica y reservas netas negativas por 7.000 millones de dólares, pese a que esta cifra representa una mejora respecto al pasado reciente.
Septiembre: la montaña rusa financiera
El informe detalla que la crisis de septiembre se desencadenó tras el resultado electoral adverso del oficialismo en la provincia de Buenos Aires, interpretado por los mercados como un posible regreso a políticas económicas previas consideradas riesgosas. Esto generó una fuerte escalada del riesgo país, devaluación del peso y caída de activos.
La volatilidad se desarrolló en cuatro fases:
-
Shock post-electoral (7-21 de septiembre): el riesgo país se disparó 550 puntos y el dólar paralelo superó los 200 pesos.
-
Intervención y alivio (22-28 de septiembre): la ayuda del Tesoro estadounidense y la liquidación récord del agro estabilizaron parcialmente los mercados.
-
Resurgimiento de dudas (29 de septiembre-8 de octubre): la falta de definiciones sobre el apoyo externo y la reintroducción de restricciones cambiarias generaron nuevas caídas.
-
Estabilización definitiva (9 de octubre en adelante): la compra directa de pesos por parte del Tesoro de EE.UU., un hecho histórico, calmó los mercados y redujo el riesgo país a niveles previos al shock electoral.
Mirada hacia el futuro: elecciones y apoyo externo
Sandleris advierte que el principal catalizador de la economía en los próximos meses serán las elecciones nacionales de octubre. Un resultado que los mercados perciban como desfavorable podría reactivar la presión cambiaria y financiera.
Otro factor crítico es la magnitud y condicionalidad del respaldo estadounidense. Para que esta ayuda tenga un efecto sostenido, deberá centrarse en dos objetivos:
-
Restaurar el acceso a los mercados de deuda internacionales: mediante garantías parciales del Tesoro estadounidense, que reduzcan la tasa de interés exigida a Argentina.
-
Facilitar la acumulación de reservas: requiriendo un tipo de cambio más competitivo y un esquema que permita cierta flotación, asegurando así un equilibrio más sostenible entre reservas, deuda y estabilidad cambiaria.
Vulnerabilidades estructurales
Además de los riesgos políticos y externos, la economía argentina enfrenta desafíos de fondo: reservas limitadas, vencimientos de deuda externa por 18.000 millones de dólares en 2025 y 25.000 millones en 2027, y un tipo de cambio que aún no resulta lo suficientemente competitivo para generar superávit comercial significativo.
En conclusión, el análisis de Sandleris plantea un panorama mixto: la intervención del Tesoro estadounidense brindó un respiro, pero la estabilidad económica del país dependerá de decisiones políticas, ajustes cambiarios y la capacidad de volver a los mercados internacionales de crédito. La próxima etapa electoral será, según el economista, el principal test para la economía argentina.