Esta semana navideña se acabó la primera temporada de Pluribus, la serie de Vince Gilligan (creador de Breaking Bad) que según Apple TV ha roto todos los moldes, constituyéndose en el estreno más visto de la plataforma de streaming. Y lo primero que debo confesar es que si bien el final de estos primeros 9 capítulos me dejan con ganas de ver al menos el arranque de la segunda entrega, una sensación extraña me dejó este programa, ya que aún no tengo claro si disfruté la rara historia del virus colmena que deja casi sola a Carol Sturka en su burbuja de sentirse única o si más bien su ritmo narrativo más pausado y las pistas entregadas como migas de pan en un desierto me aburrieron como ostra.
Creo que más bien lo que describe bien mi transitar por Pluribus, es la analogía que produce un juguete navideño. Altas expectativas previas, un entusiasmo inicial y un decaimiento paulatino hasta casi ver por compromiso mientras procrastinaba en mi teléfono celular…eso hasta el episodio 9, donde el encuentro de Manousos Oviedo con Carol me devolvió algo de fe.

Qué diablos es Pluribus a todo esto
El término «pluribus» proviene del latín y significa «de muchos«. Es parte de la frase «E pluribus unum», que se traduce como «De muchos, uno», y es un lema no oficial de los Estados Unidos.
En esta serie de Gilligan, la idea de muchos está ejemplificada en un extraño virus de origen desconocido, pero extraterrestre, que convirtió casi toda la población humana de la Tierra en una mente colmena interconectada. La colmena es tan pacífica que ni siquiera matan un insecto ni arrancan una manzana de un árbol, y sufren daño físico por emociones negativas. Hay alrededor de una docena de personas que no se vieron afectadas por el virus. Entre los que destacan están una mujer estadounidense llamada Carol (Rhea Seehorn) y un hombre paraguayo llamado Manousos (Carlos-Manuel Vesga). Durante la mayor parte de la temporada, la pareja ha estado separada físicamente, pero unida en la vehemencia de oponerse a la presencia de la colmena, mientras intentan encontrar la manera de «salvar» el mundo haciéndolo como antes.
El dilema de la igualdad y la diferencia
Carol Sturka representa muy bien ese deseo de sentirse única y diferente, es un personaje hosco, irónico y con mucho sentido de la realidad, tanto que llega a cansar. Pero en ella está también la frustración de no adaptarse a la masa y de sentir que la normalidad a veces representa la mejor manera de transitar en la vida sin preocupaciones y sin la necesidad de rendirle cuentas a nadie.
Varios kilómetros más al sur, en Paraguay, Manousos Oviedo, un hombre atormentado por esta especie de invasión zombie del «buenismo», trata por todos los medios de resistirse a esta colmena y busca una alianza con la confundida Carol.
A tanto llega la confusión de la protagonista, que su interés amoroso por su «chaperona», Zosia, es una duda existencial que la perseguirá hasta el capítulo 9 y que solo se aclarará tras una dura confesión que deja todo abierto para la segunda temporada.
¿Vale o no la pena Pluribus?
Pluribus es de esas series de ciencia ficción que tienen esa factura Apple TV, parecida a Severance en las sutiles variantes que van conformando la trama, y una historia que también parece tocar una tecla distinta al acercamiento alienígena. Sin embargo, a diferencia de la antes mencionada, el programa de Vince Gilligan carece de suspenso, tiene misterio y esconde algo, pero por alguna razón no me logró enganchar del todo, tanto así que el ecuador de la serie me aburrió muchísimo.
La esperanza tras un buen capítulo 9, más un personaje de Manousos Oviedo que entrega mayor confrontación al relato, puede ser un buen punto de partida para una segunda temporada ya confirmada por sus creadores.
A veces aburrirse con algo puede ser el mejor punto de partida para que todo explote y solo mejore. Quizás este sea el caso con Pluribus.






















