A lo largo del ciclo, que va los jueves a las 22.30, con varias repeticiones, la panelista de "Bendita TV" y Scher reconstruirán de manera digital y analógica ocho hechos deportivos distintos.

A lo largo del ciclo, que va los jueves a las 22.30, con varias repeticiones, la panelista de «Bendita TV» y Scher reconstruirán de manera digital y analógica ocho hechos deportivos distintos.

La instagrammer Vicky «Juariu» Braier aporta su «faceta de detective en las redes» en «Bestiario», ciclo que aborda hitos, anécdotas y hazañas de deportistas que aún guardan ciertos misterios, que irá develando junto al periodista Ariel Scher a través de la pantalla de DeporTV.

«`Bestiario´ es un cuento mágico sobre sucesos verídicos», propuso Juariu en diálogo con Télam.

A lo largo del ciclo, que va los jueves a las 22.30, con varias repeticiones, la panelista de «Bendita TV» y Scher reconstruirán de manera digital y analógica ocho hechos deportivos distintos excepcionales que hasta hoy despiertan interrogantes, ubicados en un cierto contexto histórico y social constitutivos de ese suceso.

Por ejemplo, en el capítulo «El Fánix del camino» se ubica al espectador en 1958, cuando el piloto de automovilismo Juan Manuel Fangio fue secuestrado por un comando revolucionario cubano que estaba en contra de que se llevara a cabo el Gran Premio en ese país y luchaba por derrocar a Fulgencio Batista, y Scher y Juariu buscarán revelar por qué se dice que ese episodio, y contrariamente a lo que podría pensarse, le salvó la vida.

«No es el típico programa de deportes ni un documental, tiene una vuelta mágica»

En tanto, en «El cíclope sangriento», el periodista y la investigadora digital reconstruyen la pelea en la que Jorge «el Roña» Castro estaba perdiendo el título frente al estadounidense John David Jackson, en 1994, mientras exploran por qué se dice que la comunicación del «Roña» con el árbitro, solo a través de miradas, fue el secreto para acabar con un milagroso triunfo.

En cada historia «se muestra una faceta analógica de Ariel, que no entiende nada del mundo de las redes, mientras que yo soy el pasaporte para encontrar información más rápido a través de estas, y con los datos que le paso mientras hablamos vamos atando cabos, él desde el conocimiento y yo a través de la observación», contó la joven tucumana, que aporta su humor y frescura en el programa de Beto Casella en El Nueve.

Télam: Si tuvieras que mencionar una particularidad del ciclo, ¿cuál sería?
Juariu: La forma en la que se cuentan los hechos. No es el típico programa de deportes ni un documental, tiene una vuelta mágica. Es la combinación entre el guion, la parte más filosófica y épica que aporta Ariel y yo con mi búsqueda en las redes.

T: Venís del mundo de las redes sociales y de la farándula, ¿Cómo vivís esta incursión en el universo del deporte?
J: Me encantó. Soy muy curiosa, me gusta mucho investigar e indagar en distintos temas, me interesa todo lo que me saca de mi lugar de confort. Lo que me atrapó de este ciclo es que no se habla de un deporte técnicamente, sino qué hay detrás de tal deportista y luego desentramar cómo llegó a una determinada hazaña.

T: ¿Cuál es tu visión de las señales públicas?
J: Es fundamental la existencia de estas señales. La televisión pública le presta atención y valora los contenidos, la calidad, no está corriendo atrás del rating. Suma en la parte cultural y me gustó mucho cuando me convocaron porque me dijeron que estaban buscando a alguien que sea del interior, que no tenga la tonada porteña. Dar el espacio a gente del interior me parece algo hermoso. Cuando ves esto te sentís parte y acerca a las distintas provincias.

Me pasó cuando salí en la tele y también con los «haters» en las redes que me decían «hablá bien», y eso tiene que ver con que no se escuchan otras tonadas de Argentina en la televisión.

«La televisión pública le presta atención y valora los contenidos, la calidad, no está corriendo atrás del rating»

T: ¿Cómo fue la transición de pasar del Instagram a la pantalla?
J: Difícil. Uno en Instagram le habla a la cámara, y en el caso de «Bestiario» era todo lo opuesto, tenía que hacer como que la cámara no existía. Si bien mi primer paso en la televisión fue en «Intrusos», hacía una columna con lo que preparaba para Instagram, lo ponían en una pantalla y yo hablaba sobre eso. Básicamente, hacía lo mismo y me pareció bueno porque no había nadie que muestre lo que pasaba en las redes. De ahí me convocaron para estar en «Bendita TV», que empecé haciendo unos videos y luego pasé a ser panelista, que es otro mundo. Estuve muy nerviosa porque ahí ya tenía que opinar y dar mi punto de vista sobre diferentes temas, es más responsabilidad y hay que tener cuidado con lo que se dice a diferencia de las redes. Al principio me costó encontrarle el ritmo porque la tele es más solemne.

T: ¿Qué visión tenés del protagonismo de los panelistas en la TV?
J: En general, me divierte. Los panelistas se van formando como si fueran figuras, entonces querés saber qué opinan, sobre todo cuando empiezan a tener un nombre. Luego se dan los debates y a veces se generan cosas interesantes. En el caso de «Bendita TV» lo que me encanta es que desdramatiza con el humor y con los informes que son una de las mejores cosas que tiene la televisión.

«Siempre hago humor con lo que los famosos hacen público, nunca me meto en la vida privada, ni opinaría del cuerpo de una persona, porque eso no me resulta gracioso, ese es mi límite»

T: ¿Dónde y cómo arranca Juariu, el personaje?
J: Yo soy diseñadora gráfica y estaba trabajando en una agencia de relaciones públicas, que tiene un medio que se llama El Canciller y uno de mis jefes me propone hacer un canal de Instagram con diferentes programas y me dice: «vos con tu tonada tucumana, que es divertida, pensá de qué te gustaría hablar y armá un videíto», le dije que me gustaba la farándula y empecé a buscar qué podía aportar diferente a lo que ya se hacía. En ese momento, hace tres años, no se hablaba de lo que pasaba con los famosos en las redes sociales pura y exclusivamente; ahí comencé haciendo humor sobre los canjes que hacían en las redes, que eran mucho más bizarros que ahora. Pero siempre hago humor con lo que ellos hacen público, nunca me meto en la vida privada, ni opinaría del cuerpo de una persona o de su vestimenta, porque eso no me resulta gracioso, ese es mi límite.