Es complicado embarcarse en un producto relativo a ‘Los Soprano’, la innovadora serie de HBO que marcó el comienzo de la era actual de televisión de prestigio, pero que aún no ha sido igualada por ninguna otra, sin tener en el centro a Tony y al actor que lo interpretó. James Gandolfini llevó sobre sus hombros el peso de 86 episodios y su ausencia es irremplazable, por lo que ‘Los Santos de la Mafia’ (The Many Saints of Newark) trata de alejarse de su presencia mirando al pasado.

Durante sus seis temporadas ‘Los Soprano’ fue elogiada por sus personajes complejos, su propuesta casi experimental en el panorama televisivo de los 90 y su inteligente mirada al fracaso del capitalismo como molde del modo de vida estadounidense, pero ningún elogio es tan fuerte como el paso del tiempo. En la época en la que más series se producen, y cuando la calidad de producción exigida a estas es mayor que nunca, más se echa de menos la mordacidad, elegancia y consistencia sin mella de los libretos del fenómeno de HBO.


No es ‘Aquellos Maravillosos años de Tony Soprano’

Y esto es un problema no solo para los tibios intentos de igualarla desde otras cadenas, sino para todo lo que tenga que ver con ella en un futuro. Así, como película independiente. ‘Los Santos Criminales’ no es mucho más que una historia de gángsters de época desdibujada y disoluta, muy lejos de los clásicos como ‘El padrino’ ( The Godfather, 1972) o ‘Uno de los nuestros’ (Goodfellas, 1990), incluso de otras supuestamente menores como ‘Una historia del Bronx’ (A Bronx Story, 1993), a la que se parece hasta cierto punto.

Como memoria del joven Tony, escapa de películas con el halo nostálgico del cine de iniciación en Nueva York como ‘Memorias de Queens’ (A Guide to Recognizing Your Saints, 2006), por lo que los espectadores sin una conexión previa con la serie encontrarán una macedonia plagada de personajes secundarios innecesarios y subtramas terciarias que no van a ninguna parte, y hasta cierto punto pueda que sea así, pero no es una película normal. Es un anexo a ‘Los Soprano’, no puede funcionar sin ella y puede (y debe) verse tan solo como un capítulo perdido más extenso de lo habitual.

Más que una precuela, es un gran flashback ambientado en los años 60 alrededor de los vecindarios de Nueva Jersey que dieron origen la popular familia, y su complicada relación los Moltisanti. De alguna manera es un ejercicio para verdaderos fans, una recompensa para estudiosos de la serie que fue del 1999 al 2007. En cierto modo hay algo de la naturaleza enciclopédica de las precuelas de ‘Star Wars’ de George Lucas, más valiosas como apéndices llenos de historia e información que como películas con autonomía propia.

Un episodio extra con más importancia de lo que parece

Many Saints

Pero subestimar ‘Santos Criminales’ por su condición de guarnición es aventurado, ya que hay un cuidado especial en el proyecto, que recupera a Alan Taylor como director, de nuevo con muchos de los mismos artesanos que le acompañaron en la serie, como el diseñador de producción Bob Shaw, que ha estado trabajando con Scorsese, y por supuesto el creador de todo el universo, David Chase, quien firma el guion junto a Lawrence Konner, otro veterano para alejar el resultado del mero revival para hacer caja.

De hecho, no nos encontramos ante una precuela reboot, ni una puerta de entrada para neófitos de la serie, porque está plagada de futuros spoilers que pueden arruinar detalles del plato principal. ‘Santos Criminales’ funciona de forma opuesta a ‘Los Soprano’, en lugar de contar varios años en muchos capítulos abarca aproximadamente media década, de 1967 a 1972 en solo dos horas, con una primera mitad que transcurre alrededor de los disturbios raciales de Newark que marcan la dinámica del barrio en los años siguientes.

Conocemos a las familias criminales Moltisanti y Soprano, que están vinculadas tanto por intereses comerciales comunes como por matrimonio en medio de un microcosmos de un Estados Unidos marcado por los conflictos raciales. Alessandro Nivola interpreta a Richard «Dickie» Moltisanti, un jefe en ciernes en conflicto, el padre de Christopher Moltisanti. Su padre Aldo «Hollywood Dick» Moltisanti (Ray Liotta) es un jefe que transmite su relación conflictiva de amor-odio de su familia con los Soprano, incluidos Corrado «Junior» (Corey Stoll) y Giovanni «Johnny Boy» (Jon Bernthal), el padre de Tony.

Caras conocidas y caras nuevas

Todo circula alrededor de la relación de Dikie y Tony Soprano, interpretado de niño por William Ludwig y más tarde por Michael Ganfolfini. El hijo del fallecido James, hace un trabajo mucho más orgánico y sutil de lo que podría parecer, evitando la caricatura fácil y rindiendo un homenaje a su padre que resulta más entrañable que extraño, pese a la sensación que produce su increíble parecido. Sin embargo, la película está lejos de centrarse en el personaje, mirando más hacia la figura paterna de su tío y el mundo que les rodea.

Livia

Conscientes de la importancia del inolvidable Henry Hill de ‘Uno de los nuestros’ –cuya mujer interpretaba Lorraine “Doctora Melfi” Bracco—, el casting recupera a un pletórico Ray Liotta en un doble papel que encarna la dualidad de los Moltisanti, resultando en la conciencia atormentada de sus descendientes. Vera Farmiga clava a Livia Soprano haciendo honor a la interpretación original del personaje de Nancy Marchand, mientras que otros como Billy Magnussen como Paulie Gualtieri, Samson Moeakiola como Pussy y Alexandra Intrator como Janice podrían parecer familiares de los actores originales, aunque John Magaro parece una mala parodia de Silvio Dante.

El festival de personajes da lugar a un guion que tiende a serpentear, buscando consolidar historias para varios protagonistas de ‘Los Soprano’ mientras presenta a personas que habían muerto cuando comenzó la serie, más unas cuantas extra. Las revueltas, el trasfondo, subtramas relacionadas con los Moltisanti… hay demasiados frentes abiertos para conformar un todo verdaderamente centrado y los minutos pasan sin que sepamos exactamente hacia dónde va.

Avalancha de referencias y guiños

Un punto polémico es la esperable cantidad de fan service que incluye el film. La primera voz que se escucha en el prólogo es la de Christopher Moltisanti (Michael Imperioli), quien narra la historia desde el más allá a pesar de que cuando comienza su personaje aún no ha nacido, lo que suena a concesión para un actor que se ha establecido casi como portavoz de la serie una vez acabada. Sin embargo, su imposible voz en off sí conecta con el carácter fantasmagórico del conjunto, puesto que buena parte circula alrededor de su destino y cómo la trampa estaba puesta desde el pasado.

Más allá de los cameos, como esos Artie y Carmela adolescentes, otras conexiones no son tan simples. Hay recreaciones de historias contadas a viva voz en la serie, y otros vasos comunicantes tan solo sugeridos, jugando con simbolismos como el pájaro atrapado en el garaje que ve Dickie en un momento clave, un mal presagio similar al que presencia Christopher cuando hace su juramento en la Mafia. No es casualidad en dónde se sienta Tony dentro de Holsten’s y cómo espera allí a su tío mientras mira alrededor, casi como un siniestro momento profético del final de la serie.

Holstens

‘Santos Criminales’ solo funciona como corolario porque sirve de reflejo pasado de los errores del presente, adoptando una atmósfera de maldición irrevocable. Su cadena de eventos lleva a un final bastante abrupto que no debería sorprender a nadie que conozca el material original. Recupera la sensación y la estética de ‘Los Soprano’ y quizás eso debería suficiente para justificar su existencia, aunque a veces sí que parezca diseñada como una configuración para empezar una serie de televisión precuela.

El mafioso no nace, se hace

Sin embargo, la aparente desconexión de escenas recuerda a películas corales como ‘Summer of Sam’ (1999) de Spike Lee, una colección de momentos para evocar un periodo concreto y sus habitantes, aunque los apuntes sobre los conflictos raciales nunca acaben de responder a sus expectativas. Sin embargo, sí son un punto esencial para la arrolladora propuesta visual del conjunto, plagado de panorámicas asombrosas con el fuego de los disturbios definiendo el horizonte, recogido por una fotografía de Kramer Morgenthau que la hacen lucir mejor que cualquier otro estreno de 2021.

La relación entre Dickie y el joven Tony explica parte de la personalidad del futuro capo, pero es el futuro de Christopher el que se refleja en distintos momentos, no solo por la conflictiva personalidad de Dickie, y como sus acciones en ‘Santos Criminales’ define demasiado bien la historia de su hijo, sino el valor de los tutores que en ambos casos evitan que tengan una oportunidad fuera de ese mundo. Tony devuelve la mala influencia cuando adopta un papel de mentor con su sobrino, aunque su propia naturaleza más inocente también queda marcada tras el destino de Dickie, un desencadenante para su entrada en el negocio familiar.

Dickie

‘Santos Criminales’ delinea los muros invisibles de un laberinto sin salida en el que hasta el destino del propio A.J. funciona como pieza de un engranaje que funciona conjuntamente con la serie. La familia, los roles y la fuerza de la masculinidad tóxica sobre los orígenes son temas que van mano a mano hacia lo inevitable, desde el peso familiar de los pecados del padre a la historia condenada a repetirse. Puntos clave de este universo a los que ahora se añade una dimensión temporal que da más perspectiva a la dificultad de romper la cadena desde dentro. No se trata de si la película está o no a la altura, simplemente ahora es una pieza más de ‘Los Soprano’. Bienvenida.