La calidad de los jugadores se ve en los pequeños detalles que ayudan a ganar un partido. Dan la sensación de un gesto menor pero clave para la construcción de una jugada o un gol. Facundo Pereyra hizo un aporte fundamental para que Estudiantes diera vuelta el marcador y bajara a un Quilmes que venía en alza: taco precioso para desarmar a toda la defensa rival, dejar a Alan Cantero solito frente al arco y poner el 2-1.

LA ASISTENCIA DE LUJO

El valor del triunfo tuvo aún más relevancia por cómo fue el desarrollo del encuentro, por cómo le costó hacer pie al equipo en el inicio y por cómo reaccionó en la adversidad. En Caseros, el Cervecero arrancó con el envión propio de las cuatro victorias consecutivas (una de ellas por Copa Argentina ante San Martín de Tucumán): Julián Bonetto casi la mete antes del minuto de juego y, poco después, Mauro Molina desvió un centro para abrir la chapa.

EL EMPATE DEL PINCHA

Sin embargo, el Pincha se levantó y consiguió la igualdad por medio de Elías Alderete, en un duelo de ida y vuelta y con una visita que lastimaba cada vez que se acercaba. Y para romper con la paridad, el Gordo Pereyra puso toda su calidad al servicio del equipo. ¿Cómo? La pelota le quedó atrás luego de un mal control y le sacó jugo a su propia falla con un taco para que Cantero hiciera delirar a todo Estudiantes. Tacontento.

EL 1-0 DE QUILMES

SIGUE DE RACHA

Estudiantes continúa intratable en su cancha: acumula 15 encuentros sin perder, con siete victorias y ocho empates. No cae desde el 1-2 ante Almirante, por la fecha 18 del torneo pasado.