Foto Cris Sille
Foto: Cris Sille.

Contrario a lo que afirma el estribillo de su clásico «Cretino», cuando advierte «esto no es el festival de la canción donde festejan y aplauden», tal como ocurrió la noche del viernes justo en la mitad del concierto; la primera parada en el porteño Movistar Arena del «Bye Bye Tour», la gira encarada por Babasónicos con la excusa de presentar su reciente disco «Trinchera», tuvo esos ingredientes.

Precisamente, a lo largo de dos horas, el grupo puntal en la renovación del rock argentino de los ´90 ofreció casi una treintena de grandes canciones, que fueron celebradas una por una con devoción por el público que colmó el lugar y no paró de bailar, incluso en los temas más lentos, en los que podían divisarse miles de cuerpos meciéndose al unísono.

Y todo ello ocurrió en un magnífico marco de gran precisión sonora y deslumbrante puesta escénica, en la que la iluminación resultó un actor fundamental en el show, casi tan protagónico como la música.

Además de seis de las once cortes que conforman la nueva placa, Babasónicos centró su repertorio en los discos publicados a partir de 1999, salvo el caso de «Su ciervo», editada en «Dopádromo», de 1996, aunque recuperada la noche del viernes en la remozada versión realizada para el DVD de 2016 «Impuesto de fe».

Foto Cris Sille
Foto: Cris Sille.

Más allá del listado de temas, como de costumbre, el grupo se movió entre su rock y folk psicodélicos, los sonidos alternativos, los toques electrónicos y el velado homenaje a la canción popular argentina de los ´60 y ´70, con Sandro como gran referente; con líricas cargadas de lascivia, más allá de algún toque de romanticismo, casi siempre con un protagonista arrogante, cínico y, a veces, pendenciero.

El andar por el escenario del vocalista Adrián Dárgelos ayuda a darle credibilidad a estas estimulantes narraciones, que reposan en un arsenal sonoro en el que abunda la originalidad y el buen gusto.

Allí aparecen en juego la versatilidad de Diego Uma y Carca, dos «todoterreno» que alternan guitarras, percusiones, voces y teremín. Incluso, el primero de ellos se mueve casi una suerte de segundo frontman sobre el escenario, sin llegar a establecer nunca una competencia con Dárgelos.

Resulta fundamental la usina sonora erigida por Diego Tuñón, y las sutilezas y arranques furiosos de la guitarra de Mariano Roger; todo ello cohesionado por el sostén rítmico de Panza Castellano.

Pero como se dijo antes, la puesta en escena también fue una de las grandes estrellas de la noche, al ofrecerse como complemento visual indispensable del trance musical propuesto por el grupo y en el que se sumergió, sin ambages, la totalidad del público. Al descomunal despliegue de luces, de todos colores y hacia todas direcciones, se le sumaron ocho columnas distribuidas en el escenario, similares a las de sonido, sobre las que se proyectaban imágenes.

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Foto: Cris Sille.

A las 21.30 puntual, el grupo hizo su aparición uniformado de blanco, para dar inicio a su recorrido con «Bye Bye», una de las nuevas canciones que, no obstante, fue muy coreada; para luego desatar la primera gran locura de la noche con «Los Calientes» y «Putita».

«Buenas noches. Gracias. Bienvenidos al show», saludó Dárgelos, que no iba a decir muchas más palabras en toda la noche -apenas algún que otro «gracias»- pero que tampoco iba a necesitar de ellas para comunicar y expresar a granel.

Una prolongación del escenario en forma de plataforma hasta el centro del campo iba a ser un espacio que el cantante ocuparía en varios tramos del concierto, en una inigualable cercanía con los seguidores.

Mientras que de las nuevas composiciones sobresalieron fundamentalmente la juguetona «Mimos son mimos» y «Anubis»; obviamente, los momentos más celebrados fueron aquellos en los que sonaron los grandes hits, como el caso de «La lanza», «La pregunta», «Deléctrico», «Pendejo» y -fundamentalmente- el combo conformado por «Desfachatados», «Irresponsables» y «Sin mi diablo». Por supuesto que tampoco faltaron «Risa» o «Carismático» enganchado a «Yegua».

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Foto: Cris Sille.

«¡Qué belleza de noche!», atinó a decir Dárgelos, poco antes del final con «La izquierda de la noche», otro gran corte de «Trinchera». Sin embargo, iba a haber tiempo para unos relajados bises con «Suficiente», «Humo» y «El colmo».

Babasónicos volverá a presentarse este sábado en el Movistar Arena, el 29 cumplirá con su compromiso reprogramado en Rosario por casos de Covid en el grupo y el 2 de julio actuará en Chile.

A partir de agosto, la banda llevará su «Bye Bye Tour» a Estados Unidos, España y Alemania, entre otros países, para luego regalar el 28 de octubre una noche más en el Movistar Arena a su feligresía porteña, que agotó las localidades para las fechas del viernes y este sábado. El «festival de la canción» seguirá así su hipnótica e iluminada marcha.