He aquí solo una reflexión sobre un tema frecuente en redes sociales, el encontrarnos con perfiles de jóvenes y familias argentinas que “viralizan” la cultura de nuestro país, pero viviendo en otros países.

No es novedad que cada día que pasa el Aeropuerto Internacional de Ezeiza ve partir nuevos jóvenes a diferentes partes del mundo a comenzar -o volver a comenzar- lo que en sus mentes es tener un futuro acorde a sus pretensiones, ilusiones o deseos. Pero no todo tiene que ver con la situación económica del país, a veces, esa es la excusa o es la patada necesaria para impulsarse a tomar una decisión que conllevará a una gran aventura. La tentación de un futuro diferente es un motor tan poderoso y su llamado es imposible de ignorar. La promesa de un lugar mas seguro, de una ciudad mas amigable o porque no… la posibilidad de vivir en el paraíso, en un lugar donde hay mar, playa y cielo estrellado son motivos suficientes para querer armar una nueva vida en estos lugares. Donde quiera que este tu deseo, puede ser tu paraíso.

Pero emigrar de un país con una cultura tan poderosa como Argentina deja secuelas vayas donde vayas, y es que al llegar al paraíso, seguramente te encuentres con una dura realidad, la de ser un extranjero, la de toparte con que todo es diferente, con que tenes mucho que aprender, con que faltan esas cosas mundanas argentas que tan felices nos hacen, desde un plato tradicional, un mate, una golosina a simplemente una charla cara a cara con un amigo. Es ahí cuando el argentino sigue siendo argentino y su orgullo se hace mas grande, porque de cierta forma aferrarse a lo que verdaderamente nos identificó por tantos años es un salvavidas emocional importante, y este orgullo continúa regalándonos postales en instagram de argentinos con la camiseta de la selección pero con sus pies en la arena de Miami, Dubai o México. Evidentemente el paraíso se completa en una mixtura de todo lo que fuimos y somos.

Muchas personas tildan negativamente a quienes se muestran orgullosamente argentinos viviendo en otras latitudes, pero lo que hay que entender, es que irse de argentina no significa no amar el lugar donde naciste, quizás es poder comparar y darse cuenta que no sirve por mas orgullo que genere tu país, cerrarse a vivir las experiencias que otros países ofrecen, en definitiva, el mundo es uno solo y mientras lo habitamos, también nos pertenece.

Esta bien amar dos países, tres o los que quieras, como también esta bien volver, al fin y al cabo, argentina siempre recibirá a todos con los brazos abiertos.