Después de muchos años grabando series y películas, la actriz Carla Peterson regresará al teatro con el objetivo de «conmover» en «Reverso, ¿qué es real y qué no?», la pieza escrita y dirigida por Matías Feldman sobre una mujer que «no distingue la vida real de la virtual» que se estrena este viernes en el Paseo La Plaza en formato de cooperativa.
«En Argentina ya hay pocas cosas que nos hacen conmover. A mí los recitales cada vez me producen menos; voy, los miro a través de la pantalla grande aunque esté ahí y ya no me pasa mucho. En cambio, cuando voy al teatro, siempre salgo transformada«, se ilusionó la actriz en charla en el patio de un bar de Palermo milagrosamente al resguardo de la invasión de mosquitos.
«El teatro es verdad, está pasando y eso también es algo que necesita la gente: ver una verdad. Y por eso me gustó la idea de trabajar con alguien que tiene años haciendo eso».
Peterson, que en la primera década del siglo protagonizó «Todo está bien si termina bien», «Para todos los gustos» y «El castillo de Kafka» en salas independientes dirigidas por su maestro Miguel Guerberof, y luego participó de piezas del teatro comercial como «Corazón Idiota», «La guerra de los Roses» y «Venus en la piel», regresará a las tablas después de nueve años.
El puntapié de su deseo de volver a su primer amor fue una función de «La traducción», la obra furor que Feldman estrenó en 2022 en el Teatro Cervantes y de la que, asegura, salió «completamente transformada»: «Me pasó algo que no me pasaba hacía mucho tiempo. Después de ver tanta teatralidad, tanta vitalidad, salí de la función sintiéndome una persona feliz».
Por eso, cuando en 2023 Pierpaolo Olcese, su amigo y productor de la obra la presentó con el director de «Hacia donde caen las cosas», «Todo se desmorona salvo este dolor» y «Breve relato dominical», Peterson no dudó. Así fue que llegó «Reverso, ¿qué es real y qué no?», pieza que comparte con Marco Antonio Caponi y Nicolás García Hume donde interpreta a una mujer aferrada al metaverso.
En una semana en la que alterna el estreno con la promoción de la segunda temporada de «Terapia alternativa», la serie escrita y dirigida por Ana Katz que llegó este 28 de febrero a Star+, la protagonista conversó con esta agencia.
– ¿Cómo surgió el deseo de volver al teatro?
– Hacía tiempo que tenía ganas pero como es un trabajo que exige ir a un tiempo distinto al de mi familia y además estaba filmando muchas cosas, como «El Eternauta» (la adaptación de la clásica historieta de H.G. Oesterheld que Netflix estrenará este año con protagónico de Ricardo Darín), venía eligiendo proyectos más diurnos. Pero tenía muchas ganas de hacer algo que me convocara desde otro lugar, trabajar con un director que me gustara, meterme en un lenguaje y en un mundo de otra persona para abrir nuevos caminos.
– ¿Qué podés adelantar de la obra?
– Es la historia de una mujer que se encierra en el metaverso y no distingue la vida real de la virtual. Sus amigos intentan traerla a su vida y eso hace que se produzca un juego muy interesante. Con un artilugio teatral, sin tecnología, vamos a intentar que eso también le pase al público. Que entre en este juego y vea qué le pasa a la protagonista. La obra tiene momentos más emotivos, más crudos y la idea es que la gente pueda jugar, entrar, salir y divertirse mucho.
«Es la historia de una mujer que se encierra en el metaverso y no distingue la vida real de la virtual. Sus amigos intentan traerla a su vida y eso hace que se produzca un juego muy interesante. Con un artilugio teatral, sin tecnología, vamos a intentar que eso también le pase al público»
– ¿Qué te atrajo de la temática del metaverso y los límites de la vida real?
– Mi cercanía con el mundo virtual es mi hijo y él me dice que no entiendo nada. Yo no me acostumbro a eso, tal vez por mi época y porque conecto con otras cosas. Tal vez esa virtualidad te hace acceder a cosas que en la realidad no podés, como mi personaje que vive en cosas en la virtualidad porque en la realidad ya no las tiene. Repite una escena donde se quedó fijada. Otra gente encontrará que en la virtualidad puede hacer cosas que en la vida real no. A mí el tema me interesa como excusa teatral. Para mí el teatro es un metaverso, una realidad que yo creo y que la vuelvo verdad. Tan verdad que me lo creo y me conmueve.
– ¿Cómo fue la experiencia de trabajar con un director que te había emocionado tanto?
– Fue muy lindo y muy feliz. Al principio no sabes cómo va a ser, tal vez es obsesivo o gritón, pero Matìas es una persona muy inteligente, cálida, suave para decirte las cosas. Fue un juego que fuimos armando todos y nos divertimos, funcionó. El teatro es la mirada de un director sobre un material y yo quería probar creativamente qué podía devolverle a Matías para que él pudiera armar ese mundo. Además me encanta el trabajo en equipo, y este tipo de teatro donde somos una cooperativa y no es una gran producción.
«Reverso, ¿qué es real y qué no?» se presentará en la sala Pablo Picasso de Paseo La Plaza los viernes a las 21.30, los sábados a las 19.30 y los domingos a las 21.
– ¿Algo así como hacer teatro independiente en una sala comercial?
– Exactamente. Es una decisión más profunda todavía de volver a hacer teatro, es un pacto que hacés con los que estás ahí de sacarlo adelante como sea. Matías llenaba el Cervantes. Ya no hay una diferencia entre el comercial, el oficial, el independiente en ese sentido: es teatro. El teatro es verdad, está pasando y eso también es algo que necesita la gente. Ver una verdad. Estoy un poco conmovida por esas cosas.
– ¿Qué opinás sobre lo que sucede con los organismos vinculados a la cultura?
– Lo veo mal, me da mucha tristeza porque sería retroceder en lo que nos tomó mucho tiempo construir. Entiendo las prioridades que hay pero sé cómo el arte y la cultura le dan espacios y trabajo y sueños a mucha gente como me los dio a mí. En Argentina nos conocen por nuestro teatro y nuestra cultura. Yo soy la actriz que soy porque crecimos todos mucho y muy bien. Tanto que en el mundo nos reconocen por eso, llaman a nuestros directores, escenógrafos, actores.
«Mis primeras obras de teatro fueron gracias a la ayuda del Instituto Nacional del Teatro que, con total transparencia, nos daba muy poquito de dinero para comprar los zapatos de los personajes y un poquito de la escenografía y un día yo estaba haciendo teatro en Alemania»
Mis primeras obras de teatro fueron gracias a la ayuda del Instituto Nacional del Teatro que, con total transparencia, nos daba muy poquito de dinero para comprar los zapatos de los personajes y un poquito de la escenografía y un día yo estaba haciendo teatro en Alemania. El Instituto no nos pagó la gira pero nos permitió estrenar teatro independiente en Buenos Aires. Son tiempos muy difíciles para los que quieren soñar con algo mejor porque, ¿si tus padres no te pueden ayudar no te va a ayudar nadie?