Cómo es un día de Franco Colapinto ahora que está en la Fórmula 1

Lo que le está pasando a Franco Colapinto es una experiencia que muy pocos deportistas tienen la capacidad de aguantar o la oportunidad de disfrutar. Ya de por sí el nivel de elite en el deporte es algo especial, el día a día es distinto y las responsabilidades aumentan de manera creciente. Bueno, a todo eso hay que sumarle algunos condimentos que hacen que los días del argentino luego de su primera carrera en Monza, en donde terminó 12°, estén muy alejados de lo que puede ser una rutina normal en lo que respecta a un piloto de monoplazas.

La Fórmula 1 parece ser un mundo aparte de lo que es el propio automovilismo, tiene hasta el quíntuple de intensidad de la F2, y ni hablar de lo que son la F3 y F4. A todo eso hay que agregarle, además, que el ser argentino implica vivir algunas situaciones a las cuales la Máxima se va a tener que acostumbrar. Por ejemplo, no es habitual en el Gran Circo que un piloto se acerque a un alambrado con gente colgada esperándolo, cantando y saltando, para pedirle un autógrafo… pero eso puede empezar a serlo.

Por eso mismo, el salto rotundo de categoría casi de un fin de semana para el otro, hace que el pilarense tenga que adpotar un estilo de vida el cual ya venía trabajando hace algunos años, pero mucho más intenso, estructurado, y casi sin margen de error. Por lo menos, esto será así desde acá hasta que termine la temporada actual, tiempo en el cual está pactado Franco para ocupar un asiento en el equipo de James Vowles.

La propia escudería británica tiene su base en Grove, cerca de Oxford, y allá está Colapinto desde este lunes, dedicando sus días posteriores al gran debut por los puntos en Monza, para trabajar con el simulador en el virtual circuito callejero de Bakú en Azerbaiyán, lugar cual el todavía no conoce y deberá adaptar para hacer su próxima presentación, el fin de semana del 15 de septiembre.

Por el momento, en Inglaterra le quedan dos días más de preparación con el simulador del team para la 17a fecha del calendario, más entrenamientos físicos en el gimnasio. Ahora si, una vez finalizada la tarea en Grove, pegará la vuelta hacia España, donde hace su base en Madrid y Palmas de Mallorca.

Sin embargo, en Inglaterra, España o Azerbaiyán, Franco no está solo: ahí están sus representantes (María Catarineu y Jamie Campbell-Walter), ahora junto a su padre y su madre (Aníbal Colapinto y Andrea Trofimczuk) que, también por recomendación del equipo, lo acompañarán esta semana en España para bajar un poco los decibeles de toda la vorágine del estreno en la F1. Quizá allí mamá le prepare las milanesas que tanto le gustan a Franco; papá se encargará del asado. Siempre, claro, manteniendo los límites que le marca el nutricionista.

Además de su familia y sus representantes, Colapinto también tiene un equipo personal que lo sigue en el día a día en cuanto a la nutrición, el físico, la prensa, y hasta tiene su propio psicólogo, Gustavo, que lo ayuda hace ya varios años. Sin contar el ingeniero «personal» que lo acompaña en Williams, así como los mecánicos que atienden a su monoposto WF46.

Para entender un poco lo que implica ser uno de los 20 pilotos principales de la Fórmula 1, Colapinto ya tiene los días marcados con lugar y hora, todas sus actividades desde la fecha en la que subió a la categoría hasta fin de año. Es decir, la agenda completa lo que resta del 2024.

En cuanto a los días que le faltan para viajar a Bakú, todavía tiene estos dos en Grove con el simulador, luego un «descanso» con su gente en España, y después, un regreso a Inglaterra para hacer los últimos ajustes antes de partir para Azerbaiyán. Ya en la semana de la carrera, dentro de dos findes, llegará con tiempo para adpatarse al uso horario, el clima y una pista que descubirá pero ya conocerá gracias al simulador de Williams.