Tres generaciones son las que hoy conviven en Okinoi, la fábrica cordobesa que es una de las más importantes a nivel país a la hora de producción de motopartes y que también destina parte de sus horas a la fabricación de motos.

La empresa que comanda Agustín Visokolskis es una de las firmas referetes en la importación y venta de repuestos de motocicletas en el país, con una red que cubre la totalidad de las provincias. También realizan envíos a Brasil y analizan propuestas para llegar a otros mercados.

Pero antes de este presente que los encuentra en medio de proyectos de inversión y crecimiento hubo décadas de camino recorrido para Okinoi.

“Mis viejos eran de acá, pero se habían ido a probar suerte a Israel y se conocieron allá. Y allá los agarró de todo y después de la Guerra de los 6 días se asustaron y se volvieron. Mi viejo era muy inteligente, pero sin estudios y mi vieja todo lo contrario, muy formada y preparada, se complementaban. Se las rebuscaban y en eso los agarra el boom de la fabricación de las motos Puma, eran hordas de motos Puma que se fabricaban. Mi viejo buscaba que hacer y en el garage de la casa de mi abuelo, en Sucre y Humberto 1°, arrancó vendiendo repuestitos de motos, que era lo que demandaba la gente en ese momento. Le fue bien, pero se dio cuenta que le convenía verder al por mayor”, recrea Visokolskis.

Empezó a vender de forma mayorista, se juntó con los fabricantes de partes y empezó a viajar para vender partes de motos. Siempre soñó con tener su fábrica de partes, pero le faltaba estudio. Creo que todo lo que no pudo tener buscó tenerlo con nosotros. A nosotros nos hizo estudiar. A mi hermana Ciencias Económicas, a mi hermano en la Famaf, y yo soy ingeniero mecánico aeronáutico. Y empecé a fabricar sin fábrica. Cuando el fallece parte del negocio se dividió y yo quedé con la distribuidora”.

“A mediados de los ´80, la producción de partes era 70% nacional, porque las motos eran nacionales, todavía no había olas fuertes de importación. Y había un fuerte lobby de la industria local para que haya protección. Muy fuerte proteccionismo. Se dejaba importar muy poco. Mi papá comenzó a importar lo que las fábricas necesitaban y no se producía acá, como cadenas o carburadores. Aprendió el expertise de importar para vender. Cuando él fallece y yo me hice cargo era plena híper, fines de los ´80. Alquilé un local chiquito en Bv. Las Heras para hacer distribución de algunas cosas. Y como lo mío era la ingeniería me propuse investigar y tratar de innovar. Agarré algo de plata y me fui a toda Asia, a Japón, Corea, Vietnam, Indonesia, Malasia, a investigar qué se estaba haciendo. Me fui a todos los países para ver cómo lo hacían”.

Ese viaje de investigación no fue solo exploratorio; Visokolskis introdujo su veta de industrial para darle una marca propia el core del negocio: “les lleve a las fábricas de Asia mis planos para que me lo fabriquen piezas puntuales, fui con mis planos a pedirles repuestos y empecé a hacerles piezas importantes a algunas fábricas. Y la pegué. En aquella época Asia funcionaba a pedido, yo llevé mi know how, les pedí piezas y me las hacían. Tuve dos golpes grandes de suerte: vino la Convertibilidad y la importación explotó, me fui a producir y comprar piezas de afuera cuando la industria acá estaba desmoronándose y el segundo golpe fue que hice lo que nadie hizo, comprando cosas que acá no había. Tuve varios años de ventaja hasta que me copiaron y eso fue muy importante. Fueron 10 años de servicio comercial obligatorio, donde viaje, compré, vendí mucho, no gasté nada y nos fue muy, muy bien”, remarca.

Con ese patrimonio Agustín avanzó con el sueño trunco de su viejo: tener una fábrica propia. “Levantamos una fábrica de motopartes pensada con muchas máquinas, poca gente y arme en líneas de producción modernas que trabaja por demanda y por lotes. Hoy hacemos cascos, otra semana baterías, otra semana espejos y así. Cuando veo procesos productivos adaptables los sumo”, cuenta.

Como toda historia larga, Okinoi tuvo su momento gris. Fue el 28 de abril de 2022, cuando un incidente originado en la línea de pintura se comió buena parte de la planta. Ese momento devastador fue dejado atrás a fines del 2023, cuando se pudo concretar la reinauguración de la fábrica, con su nave productiva completamente renovada y que se incrementó en un 50% en sus dimensiones en términos de metros cuadrados, a la vez que su capacidad instalada supera de 3 a 5 veces a la de su antecesora.

Luego de este paso, en Okinio se encuentran en la recta final para cortar las cintas nuevos espacios: con una inversión adicional de US$5 millones sumaron más salones para depósito, logística y showroom de motopartes y motos.

“Me quedó muy pegada la película vieja de Howard Hughes, no la de Di Caprio, una más viejita. Todos hablaban de Rockefeller, pero los que más ganaron fueron los satélites, las empresas que estaban junto a él como Hughes, que le hacía insumos para la industria petrolera. Yo estoy en ese modelo, que el parque de motos crezca y yo estoy por detrás para abastecerlo”, finaliza el director de Okinoi.