“Mi papá vino de San Juan, se conoció con mi mamá y en los ´70 empezaron a trabajar, primero en una agencia de quiniela y kiosco en la terminal de ómnibus, junto a mi abuelo y luego comenzaron con la compra y venta de autos usados en el ´87. Yo soy licenciado en administración de empresas, ingresé en el año ´97 a la empresa. Y confié en el proyecto de ellos. Mi papá era muy apasionado y nos traccionó a mí y a mi hermana y así empezamos con la concesionaria”, remarca Sebastián Parra, hoy al frente de una empresa familiar, que lo encuentra codo a codo y día a día trabajando junto a sus hermanos.
Este año, Familia Parra cumplió 20 años como concesionario oficial Citroën y 15 desde que ganaron la representación de Fiat para San Luis. Antes, hubo otros hitos.
“El primero fue tener la marca Daihatsu, que después se fue por la crisis. Y en el 2004 recibimos la designación por parte de Citroën de concesionario oficial. Había un solo concesionario y presentamos nuestra carpeta, un proceso complejo y con un mercado muy competitivo. Difícil porque tenes que rendir cuenta por la forma de trabajo, gestión, proyecto comercial, de postventa y nos llevó 2 años hasta que tomaron la decisión. Una vez que empezamos a operar nosotros nos fue mejor a los dos, se potenció la marca en el mercado. Es un proceso muy interesante. Se validó la familia y que íbamos a estar muy encima de la marca porque era la única”, recrea.
El otro punto importante es que en 2004 se sumaros los 4 hermanos al comando de la empresa. “Ahí se forma realmente Familia Parra, con mí papá a la cabeza, mi mamá acompañando y nosotros. Ahí empezamos a armar equipo y eso te obliga a pensar en más plazo. Ahí empezas a pensar como empresario, con otra energía, una energía que muchas veces se subestima. Y creo que también se subestima cuando muere una empresa, cuando una empresa muere no se reemplaza más. Eso hay que trabajarlo y desarrollarlo, no está en la agenda de nadie. Desde el 2009 empezamos a construir el crecimiento de la empresa y a trabajar un protocolo familiar y a profesionalizar la empresa. Nos ayudó mucho a dialogar, a resolver problemas, y es un ordenamiento para nosotros y para los que vienen”.
Y destaca: “como empresa hoy estamos encarando un nuevo modelo de gestión, con multiproducto y multi marcas. Desde allí surge Familia Parra y creo que potenció el relacionamiento con nuestro equipo y con la gente. Nuestra visión es transformarnos en líderes de soluciones de movilidad. En eso estamos”.
-¿Cómo se dio tu involucramiento en el gremialismo empresario?
-En el ´99 vienen a verlo a mí papá porque no había una cámara de vendedores de autos usados. Y fui yo. Después se fundó la Cámara de Comercio Automotor. Las cámaras implican invertir tu tiempo para el beneficio en común, es una vocación y un trabajo a largo plazo que muchas veces no se ve. A mí me apasiona construir con otros colegas una solución común. De ahí surgió, por ejemplo, el banco del usado, acciones para bajar la burocracia, etc. Creo que hay que potenciar la energía empresarial y seguir participando.
Creo que hoy estamos logrando reconvertir una profesión que era muy bastardeada y hoy se ve distinto, con más profesionalismo. Hay que cuidar al cliente y el negocio, el negocio se va a transformar, hay muchos desafíos. La movilidad sostenible es un tema importante, los autos autónomos también, el carsharing, el auto alquilado, creo que la necesidad del cliente va a ser muy fragmentada.
-Estas en Adec y en otros espacios que van más allá del mercado, ¿cómo se complementa y encara eso?
-No solo yo, Silvina está en el board de Endeavor, en Uvitec. Es parte de una política nuestra que implica ayudar a posicionar al empresariado y que se valore la generación de trabajo. Transformar a una persona que no tiene un proyecto a que se sume a algo es muy valioso. Adec es una institución pionera en Latinoamérica, con muchas cámaras empresariales y el Estado municipal pensando políticas públicas. Hay 60 instituciones y el privado conduce. En nuestra época, por ejemplo, hicimos estudios territoriales que nos sirvieron como insumo para normas para desarrollo territorial. El Forum Mundial de Desarrollo Económico se hizo en Córdoba gracias al trabajo de Adec. Son espacios que trascienden al negocio, aporta muchísimo y se le da mucho espacio a la educación. Hay que unir fuerzas, porque todo lo que hacemos no alcanza, necesitamos de mucho más para transformar las empresas, los negocios y la economía para que no haya más pobreza. Ese es el gran desafío que tenemos como empresarios y como país.