Comprar un teléfono nuevo siempre es entretenido. Sacarlo de la caja, quitarle el plástico protector y encenderlo por primera vez es una experiencia única. Sin embargo, esa emoción se desvanece rápidamente cuando te enfrentas al tedioso proceso de configuración. Si has cambiado de Android recientemente, seguro te habrás encontrado con estos problemas que hacen que configurar un nuevo teléfono sea más frustrante de lo que debería.
1. El proceso de configuración se tarda una eternidad
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Lo primero que notas al configurar un nuevo Android es lo increíblemente largo que puede ser el proceso. Elegir el idioma, conectarte a Wi-Fi, iniciar sesión en tu cuenta de Google, seleccionar un motor de búsqueda, configurar el asistente de IA y aprender los gestos de navegación… todo esto se siente como una lista interminable de pasos.
Aunque Google ha mejorado su sistema de copias de seguridad en la nube, sigue sin ser infalible. Muchas veces, restaurar un teléfono puede tardar horas, especialmente si tienes muchos datos que transferir. Incluso si usas la migración de datos con un código QR desde tu antiguo teléfono, el proceso sigue siendo tedioso y puede fallar en la transferencia de ciertas configuraciones.
Para los usuarios de Samsung, Smart Switch ayuda a migrar datos, pero tiene sus limitaciones. Debido a restricciones de Android, no puede copiar información de apps a menos que el teléfono esté rooteado, lo que añade otra complicación. Google está empezando a implementar una opción en los dispositivos Pixel para restaurar datos incluso después de la configuración inicial, pero hasta que llegue a más modelos, seguimos atrapados en este procedimiento excesivamente largo.
2. Iniciar sesión en todas las apps es tedioso
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Después de completar la configuración inicial, viene otro problema: iniciar sesión en todas tus aplicaciones. Si bien Google permite reinstalar automáticamente las apps que tenías en tu dispositivo anterior, muchas veces no conserva las credenciales. Esto significa que tendrás que recordar (o restablecer) todas tus contraseñas para aplicaciones como bancos, redes sociales, servicios de streaming y tiendas en línea.
El problema se agrava porque la mayoría de las apps ahora usan el sensor de huellas para acceder, lo que hace que sea fácil olvidar las contraseñas originales. Y si eres de los que nunca anota sus credenciales, prepárate para una tarde de recuperación de contraseñas con códigos de verificación y correos electrónicos.
Para los usuarios de Samsung, la cosa no mejora mucho. Si usas Smart Switch para transferir datos, también tendrás que recordar iniciar sesión en tu cuenta de Samsung, lo que añade otro paso más al proceso.
3. Adiós a la pantalla de inicio: hay que organizarla desde cero
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Si te tomó meses o años personalizar tu pantalla de inicio con widgets, carpetas y accesos directos, olvídalo. La mayoría de los teléfonos Android no restauran la disposición exacta de tu pantalla de inicio al cambiar de dispositivo. Algunos lanzadores de terceros, como Nova Launcher o Action Launcher, permiten hacer copias de seguridad, pero los launchers predeterminados de Google, Samsung y otras marcas no ofrecen esta opción.
Esto significa que debes reorganizar todo desde cero, lo cual es frustrante si ya tenías una configuración completamente adaptada a tus gustos y necesidades. Además, algunas apps no guardan sus preferencias en la nube, por lo que podrías perder configuraciones específicas dentro de ellas.
4. Tienes que lidiar con las aplicaciones preinstaladas que no pediste
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Uno de los mayores problemas al cambiar de Android es la cantidad de bloatware que incluyen algunos fabricantes. Si vienes de un Pixel y compras un Samsung, por ejemplo, te encontrarás con un montón de apps preinstaladas que antes no tenías. Algunas de ellas pueden ser útiles, pero otras solo ocupan espacio y añaden más pasos al proceso de configuración porque debes desinstalarlas manualmente. Incluso, hay algunas que están profundamente integradas en el sistema y solo se pueden deshabilitar. De cualquier manera, te tomará tiempo limpiar tu nuevo teléfono y dejarlo libre de bloatware innecesario.
5. Reconfigurar los dispositivos Bluetooth es una pesadilla
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Si usas audífonos inalámbricos, un smartwatch o cualquier otro dispositivo conectado por Bluetooth, prepárate para volver a emparejarlos todos. Aunque algunos ajustes de Bluetooth se transfieren con la copia de seguridad de Google, la mayoría de los dispositivos requieren una nueva configuración manual. Y si usas un reloj con Wear OS, las cosas se complican aún más, porque para vincularlo con un nuevo teléfono, es necesario restablecerlo de fábrica. Esto significa perder todos los datos almacenados en el reloj y tener que volver a personalizarlo completamente.
Tampoco hay que olvidar otros dispositivos como Android Auto, que muchas veces requiere una nueva configuración desde cero, lo que añade más tiempo a este tedioso proceso.
Un proceso que sigue necesitando mejoras
A pesar de los avances en copias de seguridad y restauración, configurar un nuevo Android sigue siendo un proceso lento y frustrante. Google está trabajando en nuevas opciones para mejorar la experiencia, como la posibilidad de restaurar datos después de la configuración inicial, pero hasta que estas funciones sean estándar en todos los dispositivos, cambiar de teléfono seguirá siendo un dolor de cabeza.
Si eres de los que evitan actualizar su celular solo por no pasar por este aburrido proceso, no estás solo. En mi caso, me tomó más de un mes hacerme el ánimo (y el tiempo) para cambiar a un celular nuevo que tenía comprado. Entre la interminable restauración de datos, la reorganización de la pantalla de inicio y la reconfiguración de dispositivos Bluetooth, cambiar de teléfono debería ser más fácil. Esperemos que en el futuro Google y los fabricantes encuentren una forma de hacer que esta experiencia sea tan emocionante como el unboxing de un nuevo celular.