El reciente aumento de aranceles impulsado por Estados Unidos (EE.UU) bajo la administración de Donald Trump plantea un desafío significativo para economías emergentes como la de Argentina. En el aire de la 90.7, el economista Diego Dequino ofrece una mirada crítica sobre las motivaciones de Trump, las consecuencias para el comercio internacional y los posibles efectos en el mercado cambiario argentino.
Según Dequino, Trump actúa como un empresario que busca mejorar la competitividad de su «empresa», en este caso, la economía estadounidense. Su estrategia arancelaria no responde a una ideología política, sino a una lógica puramente económica que busca consolidar a EE.UU. como el principal destino de inversiones y capitales.
«Lo que hace es fortalecer la economía americana en el corto plazo, atrayendo un reflujo de capitales internacionales hacia EE.UU. Esto se traduce en una valorización de sus activos», explica el economista. Sin embargo, este beneficio para EE.UU. se da a expensas de economías más débiles, como las de México, Canadá, China y, por supuesto, Argentina.
Consecuencias para Argentina
Uno de los principales riesgos que enfrenta Argentina ante este escenario es el «fly to quality», es decir, el desplazamiento de inversiones hacia activos considerados más seguros, como los estadounidenses. «Esto podría secar los márgenes de financiamiento internacional para Argentina, complicando el acceso a crédito y debilitando aún más la economía», advierte Dequino.
Además, el economista considera que el actual esquema de cepo cambiario es insostenible a mediano plazo. «Cuando Argentina logre reducir su riesgo país por debajo de los 500 puntos y se acerque a los mercados financieros internacionales, el modelo del cepo dejará de ser viable. Hoy, el tipo de cambio no refleja la realidad del mercado, sino lo que el gobierno decide que valga.»
Dificultad para definir el tipo de cambio «correcto»
Dequino también destaca la complejidad de determinar un tipo de cambio adecuado. Según su análisis, la productividad estadounidense ha crecido exponencialmente desde los años 90, mientras que en Argentina ha permanecido estancada. Esto significa que un tipo de cambio ajustado por inflación no refleja la realidad productiva del país.
«Si incorporamos la productividad, el tipo de cambio ajustado por inflación que mencionó el presidente podría estar entre 1.800 y 2.100 pesos por dólar«, señala Dequino. Esta disparidad dificulta cualquier intento de normalización cambiaria sin generar impactos inflacionarios.
La posibilidad de un Tratado de Libre Comercio con EE.UU.
En cuanto a la viabilidad de un Tratado de Libre Comercio (TLC) entre Argentina y Estados Unidos, Dequino advierte que un acuerdo de este tipo podría generar conflictos con el Mercosur. «Si Argentina firma un TLC sin el acuerdo del Mercosur, podría ser suspendida del bloque, ya que estaría permitiendo el ingreso de productos estadounidenses con arancel cero a través de sus fronteras.»
Además, destaca que un TLC no garantiza estabilidad en las relaciones comerciales. «Incluso con acuerdos vigentes, EE.UU. ha aplicado aranceles a Canadá y México, lo que demuestra que siempre pueden surgir nuevas fricciones.»