En un mundo que genera más residuos de los que puede gestionar, algunas personas deciden cambiar las reglas del juego. Es el caso de Franco y Giuliano Frola, socios fndadores de Circularis, una empresa cordobesa que nació con convencida en que los desechos no existen, solo están mal ubicados.

Lo que comenzó en 2013 como un proyecto familiar, vinculado al oficio heredado de la recuperación de materiales, hoy es una compañía referente en economía circular en Argentina. Con productos innovadores, servicios de asesoramiento ambiental y una filosofía centrada en la reutilización, Circularis demuestra que es posible convertir el problema de los residuos en una oportunidad de desarrollo sustentable, económico y social.

Circularis comenzó representando a una firma que fabricaba productos absorbentes para derrames industriales. Sin embargo, pronto notaron que podían ir más allá. “Nos dimos cuenta que nos gustaba producir, no solo vender lo de otro”, explica Franco Frola en su paso por Bien Cordobés. Así empezaron a fabricar sus propias líneas, y luego, a brindar servicios a empresas que necesitaban asesoramiento, capacitación y recolección de materiales reciclables.

Actualmente, la empresa ofrece soluciones integrales que incluyen desde el desarrollo de productos a medida hasta el acompañamiento técnico para lograr “enterramiento cero” de residuos industriales.

Ver el residuo como recurso

Uno de los pilares conceptuales de Circularis es una idea heredada del padre de los fundadores: “no visualizar nada como un residuo, sino como una materia prima en el lugar incorrecto”. Este principio los impulsa a desarrollar productos y servicios con materiales que antes eran desechados.

Uno de sus productos estrella son los durmientes sintéticos para ferrocarriles, fabricados con polietileno y polipropileno reciclado. Circularis es la única empresa en Argentina que los produce con resistencia estructural homologada, y una de las pocas en el mundo. El proceso involucra ingeniería, trazabilidad y tecnología aplicada, y ya están avanzando en su exportación a Chile.

Otros desarrollos incluyen postes sintéticos para el agro y una línea de marroquinería sustentable (Moevius), confeccionada con descartes textiles de industrias como la automotriz y la hotelera.

Economía circular: más que reciclar

Para Franco, la economía circular implica un cambio profundo: “una nueva forma de producir y consumir, donde tienen que trabajar juntos el sector productivo y el consumidor”, señala. Reciclar es solo una etapa; también se trata de rediseñar productos, cambiar modelos de negocio y alargar la vida útil de lo que usamos. Ejemplos concretos incluyen el alquiler de electrodomésticos o el diseño de envases mono-materiales más fáciles de recuperar.

En ese camino, Córdoba emerge como un ecosistema fértil. “Es un polo muy importante a nivel nacional. Tiene un ADN colaborativo, de generar ecosistemas. En muchas cosas estamos por delante de Buenos Aires y Rosario”, afirma Frola. La provincia ha sido reconocida en foros internacionales y cuenta con políticas activas, como la Escuela de Economía Circular y el apoyo de los gobiernos provincial y municipales.

Circularis, además, es cofundadora del Clúster de Economía Circular de Córdoba, una iniciativa que articula al sector privado, el Estado, universidades y centros científicos. Ejemplo de esa sinergia es el desarrollo de los durmientes con la participación de la UNC, INTI y Senadif.