16/09/2025 08:18hs.
“En el último partido de local habremos vendido 15 entradas, 20 como mucho. Y si le sumás a los familiares de los chicos, apenas llegamos a las 50 personas en un estadio nuevo para casi 18.000 espectadores sentados. Así, casi todo el año. Alrededor de 1.200.000 pesos de gastos fijos solo por abrir la cancha y un ingreso mínimo. Así, mantenerse es imposible…”.
Diego Allou tiene 45 años y es parte del inventario de club Mutual, Social y Deportivo Crucero del Norte. Alguna vez, incluso, y tal como se lo contó a Olé (mitad en serio, mitad en broma), fue camillero del plantel aunque, por estas duras fechas, es el presidente del Colectivero, tal como se conoce al joven equipo -nacido en 2003- de Santa Inés, Garupá, a unos 20 kilómetros de Posadas.
No pintó bondi esta vez. Ni siquiera. El micro ya había pinchado, desde hacía rato, pero este fin de semana entró en el garage después del 1-3 en la bonaerense Villa Ramallo contra el Defensores de Belgrano de la Liga Nicoleña, por el Federal A, tercer escalón del fútbol nacional ramal Interior. Le espera ahora un profundo mantenimiento. Quién sabe hasta cuándo…
El dolor de tener el boleto picado
Hace exactamente diez años, Crucero del Norte aún viajaba en Primera. Su realidad, hoy, resultó un duro aunque anunciado descenso. O mejor dicho, otro descenso, el tercero desde 2015. Porque lo que sube rápido, baja rápido. Su presente quedará confinado exclusivamente a la local Liga Posadeña, desde la lejana Misiones. Tendrá que esperar hasta 2026 para comenzar nuevamente el intento de volver a lo que fue desde el fondo desde el mar, desde el torneo Regional Amateur. Ya le picaron el boleto. Pero se esperanza resiliente como si todavía le hubiese quedado algo de saldo en la SUBE…
“Me da pena lo que pasó porque somos un club de la ‘san pelotón’. Me toca un trabajo bastante exigente. No debo repetir errores. Llevábamos cuatro temporadas consecutivas zafando del descenso… Jugar tan pronto en la máxima categoría fue genial pero somos conscientes que nuestro escalón ideal es la Primera Nacional si relacionamos infraestructura con presupuesto. Soñamos con volver a la vieja BN”, le reconoció Allou a este diario, pope del club elegido por asamblea ordinaria hasta 2027 y de gran relación con Julio Koropeski, alma mater del proyecto.
La campaña 2025 fue malísima. “Al comienzo de la temporada, entre el entrenador y el coordinador nos pintaron un equipo de ascenso. Así nos fue… Elegimos mal…”, jura un autocrítico mandamás. Siempre dio la sensación, al menos hacia Baires, que Crucero del Norte tenía todo para triunfar. Su templo de 110 x 75 metros, el Andrés Guacurarí por ejemplo, una joyita del Noreste argentino, como su mentada grama bahiana, ese estilo de césped al que los equipos porteños no estaban acostumbrados y chillaban porque ‘comía piernas’, como esas legendarias estancias a la brasileña.
Sin embargo, los de amarillo y naranja -los colores de la empresa de transporte que los ha bancado toda la vida- cerraron el año con una racha de 20 partidos sin ganar (seis pardas y 14 caídas, cinco de ellas al hilo), sin victorias como visitante, con el lejano recuerdo de un triunfo (12 de abril, el último, 1-0 ante Juventud Antoniana) y descendido mil fechas antes del final, el 24 de agosto pasado. El fin de semana, por caso, viajó con 15 jugadores nomás, la mayoría, pibes del club. Ya casi nada quedaba de la magia de esa institución. ¿Qué los llevó al reventón? ¿Cuáles fueron los problemas? Nunca tuvieron el freno de mano puesto.
Dicen que la distancia es el olvido…
Pocos, contados con los dedos de una mano, lloraron el descenso (por más cantado que estuviese). Tal vez costó encontrar un equilibrado feeling entre el equipo y el pueblo. Alguna vez, hace más apenas 20 años y monedas, ese club de laburantes que tenía al fútbol de salón como divertimento competitivo, decidió pasar a jugar en cancha de 11 y dar el gran salto al abismo. La gente acompañó aunque con reparos. No sería sencillo pisar fuerte entre históricos como Atlético Posadas, Guaraní Antonio Franco, Jorge Gibson Brown o Bartolomé Mitre. Y más fuera del casco urbano de la capital provincial.
“La cuestión geográfica influyó. Acá en Misiones, distancias de 15 minutos son largas”, asegura Allou. “Además, el misionero no tiene cultura de fútbol. Mitre está bien, Guaraní está bien, y juegan a cancha vacía”, acota el mandamás.
“Y a nosotros nos pasa lo mismo. No estamos en la miseria. No dependemos del Estado y generamos nuestros propios ingresos. El colegio nos da una fuente importante. Pero los días de partido, no hay forma de llegar a la cancha porque el colectivo (Don Casimiro) te deja en la ruta, a un kilómetro, o apenas entra a Garupá, a unas 20 cuadras. Y después hay que seguir caminando…”, agrega el presidente sin dejar de ejemplificar.
“Somos muy resultadistas. Contra Independiente llegamos a meter 18.000 personas y, una fecha después, con suerte si juntábamos 300. ¡Si hasta convocamos a 20.000 en un recital de Arjona”, recuerda.
Las hipótesis igualmente se entremezclan. En la ciudad también se habla de otro tipo de crac, de rotura simbólica, que excede la cuestión de las cercanías o las lejanías. Muchos ciudadanos todavía no le perdonan a Crucero que, por una cuestión de costos organizativos, su esperado partido contra River en Misiones lo llevasen a Resistencia, Chaco. Y al día de hoy se lo echan en cara.
También su mentor se corrió meses después del primer descenso. “Julio Koropeski se encargaba de todo pero, en 2015, jugó para Marcelo Tinelli en las elecciones de AFA, en el famoso 38-38. Fue aquel que votó y se fue de urgencia porque perdía el vuelo y al que por un tiempo no lo encontraron… Desde ese momento nada fue igual…”, le contó a Olé el periodista Diego Vain, de muchas coberturas del Colectivero desde el diario El Territorio.
“Con el tiempo, optó por poner un club del otro lado del Paraná, en Encarnación, Paraguay, el Deportivo Itapuense, porque ascender allá era más simple que en la Argentina. Y tras el Covid-19, la empresa de transporte se complicó y la inversión en el fútbol de Crucero decayó”, dijo.
¿Una Misiones imposible?
La caída al abismo deportivo del club de Koropeski -que todavía, aunque con menos injerencia que en la época dorada, suele designar a los distintos presidentes- trajo dificultades. Hacia adentro y hacia afuera.
Su predio, con diez cabañas, salón de eventos, piscina, canchas de fútbol y hockey, fue tercerizado y está en manos de Petri, una cadena de panaderías muy reconocida en la provincia. El cimbronazo afectó también al fútbol misionero, que se había acostumbrado a mecharse en las grandes ligas.
“Si vos estás en Córdoba o Santa Fe, estás cerca de los lugares importantes donde se compite. Hoy, en la Liga Posadeña, tenés jugadores de 30-35 años para arriba. Así que ya empezás en desventaja. El tema del apoyo tampoco es menor: acá nomás, en Chaco, al menos tenés a la lotería que colabora…”, argumenta Vein.
“Crucero tuvo picos altos: el ganarle a Independiente, un grande; el ascenso a Primera, que significó que la provincia jugase en la elite después de 30 años; o el ascenso en Puerto Madryn contra Guillermo Brown al Nacional. Sin embargo, no supo forjar eso de llevar una marca, de ser algo más que Crucero del Norte, de representar a Misiones”, cerró.
Volver a la escuela para encontrar las soluciones
Será cuestión de barajar y dar de nuevo. Se hizo mucho. Pero también se pifió feo. Juan Carlos Portillo, actualmente en River, es su jugador emblema, hecho en casa. Otros corrieron dispar suerte: en el haber, también pasaron por el club Gabriel Avalos y Fernando ‘Cuqui’ Márquez, cuyos derechos económicos ‘se extraviaron’ por problemas administrativos y se consideraron ‘libres’. Será cuestión entonces de hacer de la crisis, una oportunidad.
“Por la pileta, por los descuentos en pasajes, por el fútbol, llegamos a tener 7000 socios. Hoy, a lo sumo, seremos 150. Nuestra idea es potenciar a los chicos de la provincia: ellos arrastrarán a la gente de local. Hoy mantenemos algunas categorías jugando Inferiores de AFA. A su vez, le apuntamos al femenino. La otra herramienta serán los pibes del colegio: tenemos 400 en el secundario que llevan el escudo en su uniforme. Hicimos un bachillerato con orientación en Educación Física. Y en mi gestión, haré un convenio con River para traer un punto pedagógico de su Instituto Universitario. Así ganaremos público con sentido de pertenencia, recuperando el complejo y trabajando como un club social”, se envalentonó Allou.
Crucero se viene de nuevo. Subiendo que hay lugar…

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