Por Perfil Córdoba. Con más de tres décadas en el negocio y operaciones en ocho provincias, Grupo Ecipsa se consolidó como uno de los desarrolladores más grandes del interior del país. Desde Buenos Aires, donde avanza con nuevas entregas de MilAires, su proyecto más ambicioso, el presidente Jaime Garbarsky reconoce que el pulso del ladrillo comienza a mostrar señales de alivio tras años de inestabilidad profunda.

En diálogo con El Cronista, el empresario repasó un período de turbulencia extendida que marcó a toda la industria: cepos cambiarios, inflación en dólares, costos que treparon por encima de los valores de venta y un crédito hipotecario prácticamente inexistente durante más de una década.

“Durante años la Argentina fue mala palabra”, resume Garbarsky al explicar la desconfianza acumulada en mercados internacionales y la imposibilidad de escalar proyectos sin un marco de previsibilidad. El sector, sostiene, quedó atrapado entre obras encarecidas y una demanda que se retraía ante cada elección presidencial o cambio de señales macro.

Nuevo humor, viejas tensiones

Según el desarrollador, el punto de inflexión llegó después de las elecciones nacionales: un escenario más estable, tasas a la baja y un clima político sin sobresaltos permitieron recuperar algo del horizonte perdido. “Hoy se respira distinto”, asegura, aunque advierte que la rentabilidad sigue comprimida por costos dolarizados y un mercado que aún no convalida precios.

El impacto del regreso —todavía limitado— del crédito hipotecario es marginal. La mayor parte de las compras continúa financiándose con ahorros propios, en un contexto donde el acceso a préstamos sigue restringido y las cuotas resultan imposibles para gran parte de los hogares.

Cuello de botella, riesgos y lo que viene

Para Garbarsky, el principal obstáculo estructural sigue siendo el mismo: la Argentina no tiene crédito hipotecario desde hace décadas, lo que impide ampliar la base de compradores y dar escala a los desarrollos.

Aun así, el empresario proyecta que 2026 podría ser el año del despegue si se sostiene la estabilización macro, baja la inflación y se encaran las reformas que el sector reclama: impositiva y laboral.

En paralelo, Ecipsa avanza en sus operaciones internacionales: Paraguay, Brasil e Israel son hoy los mercados donde exporta su modelo, mientras la empresa se prepara para dar un salto mayor cuando se abra la ventana para salir a Bolsa.