“La verdad que siempre hemos ido a la punta del mercado, creo que lo volvemos a repetir ahora”, señala Jaime Garbarsky al describir una historia marcada por hitos tempranos como el desarrollo del primer country del interior del país o la primera ON PyME con doble calificación en los 90, pasando por otros desarrollos que redefinieron el mapa urbano cordobés.
Desde la creación de Las Delicias hasta el proyecto Valle Escondido o la Ecipsa Tower, su enfoque fue construir oferta antes de que existiera la demanda. “Todo se mueve por expectativa y para todo hay mercado. Y yo siempre pensé que el mercado lo genera uno, por eso nosotros tratamos de inventar el mercado”, subraya, diferenciándose de quienes replican tendencias existentes.
Esa lógica también explica la llegada de la compañía a Buenos Aires con el proyecto MilAires, un desarrollo que redefinió Devoto. “Milaires es haber llevado Puerto Madero a Devoto, a pesar de que muchos decían que no era el producto para ese mercado. Nosotros dijimos, hay que crearlo”, sostiene, y agrega que el impacto del emprendimiento permitió vender por encima del valor histórico de la zona.
La expansión internacional de su compañía ya no es promesa sino una realidad. Paraguay, Brasil, Panamá y acuerdos vinculados a la exclusividad de Crystal Lagoon marcan un salto de escala. “Hoy Brasil se nos transforma en una oportunidad muy atractiva y creo que a futuro va a ser una plaza más que importante”, afirma, consciente de que ese mercado “es un continente” por su magnitud y complejidad.
Ecipsa avanza asociándose con empresas locales para replicar un modelo que combina tierra y amenities como diferencial competitivo.
La coyuntura argentina aparece inevitablemente en la conversación. En ese sentido, Garbarsky evita simplificaciones y pone el foco en un proceso largo. “Una fiesta de 70 años no se puede solucionar y pagarla en dos”, advierte, aunque reconoce que el país “volvió a conectar con el mundo occidental” y que se avanza hacia condiciones más previsibles, siempre y cuando se encare la baja del costo argentino y la reforma estructural que permita competir.
En ese marco, identifica oportunidades en minería, energía y agro, y advierte sobre el peso de la presión tributaria: “No se puede entender la cantidad de impuestos que tiene Argentina”.
-¿Cómo define la estrategia de Ecipsa en un contexto tan volátil?
-El mercado en Argentina es sumamente cambiante. La forma de encararlo es que estamos permanentemente leyendo el mercado. Si te conviene permanecer o no permanecer en un nicho. Como premisa de trabajar intentamos estar atentos y también anticiparnos a la demanda. Los nichos se van descubriendo. Nosotros iniciamos los barrios cerrados en Córdoba y somos los que tratamos de inventar el mercado, en algún punto.
El financiamiento es otro eje donde la compañía busca profesionalizar su crecimiento. Ecipsa combinó equity, reinversión de utilidades y mercado de capitales, con una emisión cercana a los US$30 millones vinculada a MilAires. “No es fácil, no cualquiera puede ir al mercado capital. Estamos auditados, estamos calificados”, remarca, sin descartar una futura apertura de capital, posiblemente fuera del país.
Respecto del futuro, Garbarsky proyecta una organización con management profesional y proyección regional. “Me imagino una empresa regional. Brasil debería convertirse en una plaza importante”, señala, mientras la compañía consolida su presencia en Buenos Aires y analiza oportunidades en Latinoamérica.
-¿Cómo ves el rol del empresariado en las reformas que busca el gobierno?
-Creo que es el camino correcto. Los empresarios tienen que darse cuenta que hay que competir. Si el Estado genera las condiciones para que los empresarios puedan crecer, está gran parte del problema solucionado. Para Garbarsky, crear riqueza pasa por generar confianza y reglas claras que incentiven la inversión local: “Hay que tener menos impuestos para crear riqueza”, reclama.
Y sostiene que “hay que creer en el país, la única manera de que el país cambie es que la juventud crea y apueste en el país”, afirma, y completa con una frase que sintetiza su filosofía social: “Nadie es feliz en un país de infelices”, sintetiza, a manera de mensaje para las próximas generaciones de emprendedores y empresarios.
En su ecuación, liderazgo, innovación y coherencia aparecen como los pilares de una trayectoria que sigue apostando a anticiparse. Y a no esperar al mercado, sino diseñarlo.






















