"Y estamos comprometidos en revisar cuidadosamente las decisiones políticas tomadas en la administración anterior", indicaron desde la Casa Blanca.

«Y estamos comprometidos en revisar cuidadosamente las decisiones políticas tomadas en la administración anterior», indicaron desde la Casa Blanca.

La Casa Blanca señaló que no está entre las prioridades del gobierno del presidente Joe Biden un cambio de las políticas hacia Cuba, aunque reiteró que evaluará las decisiones adoptadas por su predecesor, Donald Trump, como la de incluir al país caribeño dentro de su lista de «Estados patrocinadores del terrorismo».

Una revisión de la política de Washington con respecto a Cuba «no se encuentra actualmente entre las principales prioridades del presidente Biden», pero Estados Unidos está «comprometido a hacer de los derechos humanos un pilar central de nuestra política estadounidense», dijo la secretaria de prensa, Jen Psaki, citada por AFP.

«Y estamos comprometidos en revisar cuidadosamente las decisiones políticas tomadas en la administración anterior, incluida la decisión de designar a Cuba como Estado patrocinador del terrorismo», destacó Psaki.

Las relaciones entre Estados Unidos y Cuba -que está bajo un embargo estadounidense desde 1962- se afectaron drásticamente durante el mandato de Trump, con acciones del republicano destinadas a revertir gran parte de la apertura diplomática provocada por su antecesor, Barack Obama.

Entre las medidas lanzadas por Trump estuvo la prohibición de que los cruceros estadounidenses pudieran parar en Cuba, afectando el clave sector turístico, las sanciones a empresas estatales y dirigentes cubanos, la obstaculización al envío de remesas y su limitación, y el castigo a empresas extranjeras con negocios en el país.

Según La Habana, el endurecimiento de las sanciones impuestas bajo el gobierno de Trump dañó en 20.000 millones de dólares a la isla.

La agresiva política de Trump hacia La Habana terminó a solo nueve días de entregar el poder con la inclusión de Cuba dentro de su lista de «Estados patrocinadores del terrorismo», de donde Obama había sacado a la isla en 2015 con su política de acercamiento entre los dos rivales de la Guerra Fría.

Cuba es solo uno de los cuatro países en la lista de terrorismo junto con Irán, Corea del Norte y Siria.

Esta clasificación implica “sanciones a las personas y a los países que realicen ciertas actividades de comercio con Cuba”, destacó entonces el Departamento de Estado de Estados Unidos.

Durante la campaña, Biden afirmó que se necesita una «nueva política hacia Cuba», y dijo que la isla «no está más cerca de la libertad y la democracia que hace cuatro años».

Las declaraciones de Psaki se producen una semana después de que un grupo de 80 congresistas demócratas enviaran una carta a Biden solicitándole un cambio hacia las «crueles» políticas y restricciones impuestas desde Washington hacia la isla hace durante la era Trump.

El texto, que pide renovar el diálogo “productivo” con el gobierno cubano, le recuerda al mandatario que “con un trazo de bolígrafo puede ayudar a las familias cubanas en dificultades y promover un enfoque más constructivo al volver rápidamente a la política de compromiso y normalización de las relaciones”.

Sin embargo, podría haber rechazo de fuertes sectores en el Congreso. Los demócratas insisten en los términos humanitarios y económicos y señalan que las “órdenes ejecutivas implementadas por la Administración de Trump endurecieron las sanciones a niveles no vistos en décadas”.

Dichas restricciones, explicaron, se produjeron en un momento en que “los cubanos hacían frente a una grave escasez de alimentos y medicamentos exacerbada por su cierre económico preventivo, algo que no ha ayudado a limitar la propagación del coronavirus”.