"Pagará un precio" por las presuntas interferencias electorales, amenazó Biden.

«Pagará un precio» por las presuntas interferencias electorales, amenazó Biden.

Moscú llamó en consulta a su embajador en Washington luego de que el presidente estadounidense, Joe Biden, afirmara que piensa que el mandatario Vladimir Putin es un asesino, en una declaración pública vinculada con el envenenamiento de un líder opositor ruso.

La inusual declaración de Biden se produjo durante una entrevista que Biden concedió al periodista estrella de la cadena ABC, George Stephanopoulos, quien le preguntó, en relación con el envenenamiento del opositor ruso Alexei Navalny, si piensa que el mandatario ruso «es un asesino», ante lo cual el líder demócrata respondió: «Mmmm…Sí, lo pienso».

Y luego advirtió que Putin «pagará un precio» por tratar, presuntamente, de socavar su candidatura en las elecciones de noviembre pasada, en las que finalmente se consagró como presidente.

La inteligencia estadounidense presentó ayer un informe en el que se mencionan «varios incidentes durante los cuales actores vinculados con los Gobiernos ruso, chino o iraní, atentaron contra la seguridad de las redes de organizaciones políticas, de candidatos o partidos» durante los comicios del 2020, lo que fue desestimado hoy por el Kremlin.

La reacción de Moscú fue la de convocar a su embajador en Washington, Anatoly Antonov, para realizar consultas sobre sus vínculos con Estados Unidos, aunque Moscú aclaró que quería evitar un «deterioro irreversible» de las relaciones.

«El embajador ruso en Washington, Anatoly Antonov, ha sido invitado a venir a Moscú para realizar consultas con el objetivo de analizar qué se debe hacer y hacia dónde ir en el contexto de los lazos con Estados Unidos», dijo el Ministerio de Exteriores ruso en un comunicado.

"Putin es nuestro presidente y un ataque contra él es un ataque contra nuestro país", respondió Rusia

«Putin es nuestro presidente y un ataque contra él es un ataque contra nuestro país», respondió Rusia

«Putin es nuestro presidente y un ataque contra él es un ataque contra nuestro país», dijo más temprano el presidente de la Cámara Baja del Parlamento ruso, Viatcheslav Volodin, en su canal de Telegram.

La reacción de Moscú fue la de convocar a su embajador en Washington, Anatoly Antonov, para realizar consultas sobre sus vínculos con Estados Unidos, aunque Moscú aclaró que quería evitar un «deterioro irreversible» de las relaciones.

«Biden insultó a los ciudadanos de nuestro país con su declaración», añadió quien fuera número 2 de la administración presidencial rusa entre 2011 y 2016.

Más tarde, la vocera de la Casa Blanca, Jen Psaki, anunció que el gobierno de Biden aplicará a la relación con Rusia «un enfoque diferente» del que mantuvo la administración de su antecesor, Donald Trump.

«Yo diría que nuestra administración va a adoptar un enfoque diferente en nuestra relación con Rusia que la administración anterior; vamos a ser directos y directos en las áreas en las que tenemos preocupaciones», dijo Psaki en conferencia de prensa, según la agencia de noticias Sputnik.

Acerca de la investigación sobre la interferencia de Moscú en las elecciones de 2016, Psaki advirtió que «los rusos serán responsables de las acciones que hayan tomado».

«Tendremos más sobre eso pronto; él (Biden) no va a reprimirse en sus comunicaciones directas ni va a reprimirse públicamente», vaticinó la vocera.

«Igualmente hemos encontrado formas de trabajar juntos (con Rusia) en áreas en las que tenemos intereses mutuos, incluida la extensión del Nuevo START (tratado de control de armas) por cinco años; eso es diplomacia en acción», agregó Psaki.

La entrevista con Biden se emitió mientras el Departamento de Comercio de Estados Unidos anunciaba el endurecimiento de las restricciones a la exportación impuestas a Rusia a principios de este mes como castigo por el envenenamiento de Navalny.

El líder demócrata aseguró, además, que Moscú «pagará un precio» por las presuntas interferencias en las últimas elecciones -que se sumarían a las ya denunciadas en 2016, cuando Donald Trump le ganó a Hillary Clinton-, y al ser consultado sobre qué medidas tomará, sentenció: «Lo verás en breve».

Esta declaración del demócrata marcó un gran contraste con la firme negativa de su predecesor republicano a decir algo negativo sobre el presidente ruso, consignó la agencia de noticias AFP.

Tras conocerse el llamado de Rusia a su embajador, el Departamento de Estado norteamericano dijo que continuará trabajando con el Kremlin pero declinó precisar si también convocará a su representante diplomático en Moscú.

«Mientras trabajamos con Rusia en maneras que promuevan los intereses estadounidenses, tenemos claro los desafíos que plantea Rusia e incluso mientras trabajamos con Rusia para promover los intereses estadounidenses, también trabajaremos para hacerlos responsables», dijo la vocera adjunta del Departamento de Estado, Jalina Porter, en una reunión informativa telefónica con la prensa, según la agencia de noticias Sputnik.

El Kremlin se defendió, por su parte, de las acusaciones de injerencia electoral.

Biden recordó, asimismo, que había hablado con Putin en enero después de asumir al frente de la Casa Blanca: «Tuvimos una larga charla, él y yo, lo conozco relativamente bien», dijo el gobernante, quien también tuvo contactos con su par ruso cuando fue vicepresidente de Barack Obama (2009-2017).

«Le dije ‘te conozco y me conoces. Si establezco que esto ha ocurrido, prepárate'», manifestó Biden en la entrevista, en referencia a la presunta injerencia electoral.

El Kremlin se defendió, por su parte, de las acusaciones de injerencia electoral.

«Este informe es incorrecto, completamente infundado y sin pruebas», aseguró a la prensa el vocero del Gobierno ruso, Dmitri Peskov.

«Rusia no interfirió en las elecciones precedentes» de 2016 que llevaron a la victoria de Trump y «no influyó en las elecciones de 2020» ganadas por Biden, remarcó, citado por la agencia de noticias Sputnik.

Peskov lamentó que tales materiales de dudosa calidad se utilicen como pretexto para imponer nuevas sanciones a su país.

«Esa política daña los lazos ruso-estadounidenses, de por si en mal estado», puntualizó y añadió que «esa línea no favorece a los esfuerzos ni a la manifestación de voluntad política para normalizar las relaciones».

Tensión en las relaciones bilaterales

Estas acusaciones y declaraciones cruzadas vuelven a tensar las relaciones entre Rusia y Estados Unidos, que se ven constantemente salpicadas por crisis, desde Ucrania a Siria, pasando por las acusaciones de injerencia electoral, de espionaje o de ciberataques.

«El nuevo gobierno estadounidense está en el poder desde hace casi dos meses, el jalón histórico de los 100 días no está lejos, es un buen pretexto para intentar evaluar lo que le sienta bien al equipo Biden y lo que no le sienta bien», señaló la Cancillería rusa en su comunicado..

«Para nosotros lo esencial es determinar cuáles pueden ser los medios de rectificar las relaciones rusoestadounidenses, que se encuentran en un estado difícil y que Washington ha llevado a un callejón sin salida en estos últimos años», añadió.

Alexey Navalny

Alexey Navalny

Estados Unidos ya sancionó a comienzos de marzo a siete altos responsables rusos en respuesta al envenenamiento del opositor ruso Alexey Navalny, del que los servicios de inteligencia estadounidenses responsabilizan a Moscú.

Este miércoles, en respuesta al uso de «armas químicas», el departamento estadounidense de Comercio anunció que expandía las restricciones de productos sensibles hacia Rusia, sin dar más detalles.

Las agencias de inteligencia estadounidenses investigan además otros hechos de los que Washington ya ha sospechado abiertamente de Rusia, como un reciente ataque informático de grandes proporciones o el pago de primas a los talibanes para matar a soldados estadounidenses en Afganistán.

Pese a estos tensos cruces entre ambos países, Biden afirmó que le gustaría poder «trabajar» con Rusia «cuando sea de nuestro interés común», como hizo con la prolongación del tratado de desarme nuclear New Start decidida poco después de su llegada al poder.

El acuerdo se considera como una de las pocas oportunidades de compromiso entre Moscú y Washington, cuyos lazos se deterioraron drásticamente en los últimos años, especialmente tras la anexión de la península ucraniana de Crimea, una decisión rusa que desató una lluvia de sanciones por parte de Estados Unidos y la Unión Europea (UE).