Era una victoria especial. Era una victoria necesaria. Era una victoria impostergable. Tigre ganaba y alcanzaba a Almirante Brown en lo más alto de la tabla de posiciones de la Zona A de la Primera Nacional. Sin embargo, los papeles se quemaron en un abrir y cerrar de ojos. Sí, cuando el Matador se preparaba para festejar el retorno a la punta, Temperley se encontró con el gol más insólito de todo el campeonato: en un despeje de Víctor Cabrera, la pelota dio en Agustín Allione y terminó entrando por encima de Manuel Roffo. Golazo de chiripa y 1-1.

La carambola de Allione para el 1-1

La bronca fue aún mayor para el local por todo lo que había trabajado para conseguir la apertura del marcador. ¿El motivo? Tuvo que batallar durante todo el encuentro para quebrarle la valla a Joaquín Papaleo. Es que el arquero de Gasolero tapó pelotas de arriba, de abajo, de tiro libre y hasta un cabezazo de un compañero que tenía destino de red. Pero nada pudo hacer con la jugada colectiva que inició Francisco González Metilli con un caño y que finalizó Ijiel Protti.

Antes, la visita se la hizo complicada a su rival: le metió una línea de cinco defensores para evitar que su rival se mueva con facilidad y salió con rapidez para intentar lastimarlo. Y, más allá de que los resultados siguen sin acompañarlos, los de Fernando Ruiz tuvieron el carácter necesario para jugarle un buen partido a un equipo que le sobra jerarquía por todos lados.

El premio llegó en el cierre, con el empate de Allione. Así, La Fragata (jugará mañana contra Nueva Chicago) se puede escapar todavía más de Tigre.