Con el tren a punto de salir de la estación rumbo a la pelea del campeonato, Ferro dio un golpe de timón y decidió cambiar de conductor. Hace un par de fechas nomás, la dirigencia se inclinó por finalizar el ciclo de Diego Osella y llamar a dos especialistas de la categoría: la dupla Orsi-Gómez. Si bien les costó el comienzo (empate con Güemes y derrota con Morón en sus dos primeras presentaciones), los entrenadores le dieron un cambio de cara a un equipo que le sobra jerarquía pero que le faltaban muchos condimentos necesarios para subirse al vagón a tiempo. Y si necesitaba algo para confirmar esa mejoría en la actitud, lo demostró frente a Instituto en Caballito: dio vuelta el resultado, llegó a cuatro partidos sin derrotas y quedó cerquita de los puestos de clasificación al Reducido.

Oeste demostró tener dos caras: una en el primer tiempo y otra muy diferente en el complemento, un aspecto que debe mejorar para evitar sufrir de más. En el PT, la Gloria se apoderó de la pelota y, con la tranquilidad de la apertura del marcador por medio del penal de Hugo Vera Oviedo, jugó con la desesperación de un rival que estuvo perdido en su propia casa.

Y entonces el Verde reaccionó en la segunda parte. Clave fue la aparición goleadora de Emiliano Ellacópulos, uno de los más regulares en los últimos encuentros. A falta de Brian Fernández, el volante se hizo cargo de la 10 y no le pesó la responsabilidad: metió el empate parcial que surgió efecto de golpe anímico. A partir de ahí, el equipo mejoró, encontró los espacios que no tuvo antes y, con un doblete de Tomás Molina, le dio forma a un triunfazo para convencerse de que todavía es posible luchar por uno de los ascensos a la Liga Profesional. Y como si faltara algún condimento, en la próxima fecha se enfrentará a Barracas, el líder del torneo.