• El fraile franciscano y Obispo Diocesano de Córdoba fue beatificado en Catamarca.

El sábado se llevó a cabo en la provincia de Catamarca la beatificación de Fray Mamerto Esquiú, el fraile franciscano que fue Obispo Diocesano de Córdoba. En la oportunidad, se realizó una misa en la explanada del templo de San José de Piedra Blanca, lugar donde nació en 1826.

El acto central fue presidido por el delegado papal, el cardenal Luis Villalba, arzobispo emérito de Tucumán, y se realizó bajo estrictos protocolos sanitarios, lo que permitió a unos dos mil fieles a seguir la transmisión a través de pantallas en un predio cercano.

Participaron el gobernador de Catamarca, Raúl Jalil; el secretario de Culto de la Nación, Guillermo Olivieri; y en representación del Gobierno de Córdoba el director General de Relaciones Institucionales del Ministerio de Gobierno, Juan Pablo Simonian.

En la ceremonia de beatificación, Villalba estuvo acompañado por el obispo de Catamarca, Luis Urbanc, como asi también el arzobispo de Córdoba, Carlos Ñañez.

Mensaje papal

El delegado papal, cardenal Luis Villalba, leyó la carta apostólica en la que el Papa Francisco inscribe en el libro de los beatos al sacerdote franciscano, afirmando que “hoy es un día de fiesta y gozo, un motivo de alegría para la orden de los franciscanos, la Iglesia de Catamarca y de Córdoba y la Iglesia Católica , incluido nuestro país , por celebrar en Esquiú una nueva esperanza: “Un miembro de la Iglesia, un hombre de nuestra patria, un hermano nuestro, es reconocido beato, honrado e invocado como tal”, dijo.

Otro pasaje emotivo se vivió minutos antes de concluir la misa, cuando Urbanc le entregó un rosario bendecido y enviado especialmente por el Pontífice a Ema, la niña que recibió el milagro, cuya familia retribuyó el gesto otorgando reliquias del flamante beato al representante papal.

Sobre el nuevo beato

Nacido en una familia trabajadora y religiosa, Esquiu es recordado como un humilde fraile que ingresó a la orden franciscana donde fue desarrollando distintas funciones: enseñó teología, filosofía, fue director espiritual, formador en el seminario.

Se destacaba por su predicación. Fue también docente, periodista y reconocido legislador, destacado por su encendida defensa de la Constitución Argentina de 1853.  En 1880, fue nombrado obispo de Córdoba. Tres años más tarde, fallece en El Suncho, localidad catamarqueña, a los 56 años.

El camino para la beatificación tuvo pasos importantes el 24 de abril de 2019, cuando la Comisión Teológica de la Congregación para la Causa de los Santos del Vaticano dio por aprobado el milagro y el 21 de noviembre de ese año, declaró su inexplicabilidad, y fue atribuido a la intercesión del fraile franciscano.

Fue decretado beato por el papa Francisco el 19 de junio de 2020.