Después de la victoria contra Alvarado que lo acercó a la cima, se preparó durante toda la semana para rendir otra prueba importante. Agarró los libros, estudió todos los movimientos del rival y llegó confiado a Caseros. Sin embargo, se topó con un escollo difícil de superar y terminó reprobando una materia clave rumbo al objetivo. Tigre perdió frente a Estudiantes y no pudo quedar a tiro del líder Almirante.

La derrota le dolió al Matador por varios motivos: por la manera en que se dio, por la oportunidad desaprovechada y por quedarse con las manos vacías ante un Pincha que venía golpeado por la partida de Teté Quiroz y los 12 partidos sin ganar (ocho empates y tres derrotas). Desde el comienzo del partido no se sintió cómodo, ya que estuvo lejos del nivel que supo mostrar en otros momentos del campeonato. Como si fuera poco, extrañó muchísimo a Pablo Magnín, su gran figura y goleador, quien está lesionado (ver aparte).

Con el retorno de Claudio López como interino, al local le salieron todas: aprovechó la presencia de Rinaldi a espaldas de Prediger y la velocidad de Acosta por el sector derecho. De esa manera, alcanzó la apertura del marcador, hecho que hizo desesperar a una visita que dio demasiadas ventajas en defensa.

En el ST, Bolzicco estiró la diferencia y, tras la roja de Melo que dejó el duelo con diez por lado (antes había sido expulsado Alarcón), Fernández descontó y le puso dramatismo al final. Igual, el marcador no se movió. Bochado.