Tenía en sus espaldas una mochila bien pesada que quería sacarse de encima. La derrota de Tigre contra Estudiantes de Caseros le había dado la oportunidad de ser escolta en la Zona A de la Primera Nacional para meterle presión a Almirante Brown, el puntero del grupo. Sin embargo, la responsabilidad le jugó en contra y recibió un golpazo en su visita a Santiago del Estero. Quilmes fue goleado por Mitre y no pudo conseguir su cuarta victoria de manera consecutiva. Así, el que festejó fue La Fragata, que hoy se puede escapar aún más.

El Cervecero recibió una dosis de realidad. Más allá de los triunfos contra el Matador, Alvarado y el Pincha, los del Sur venían jugando muy mal, algo que no logró reflejarse en los últimos resultados. Sin embargo, cuando se acumulan malas actuaciones y no se hace demasiado para modificar esa tendencia, la derrota termina siendo inminente. Y Aurinegro aprovechó la situación: sin proponérselo, consiguió una buena diferencia en apenas unos minutos.

A diferencia de lo que sucedió la fecha pasada, Rodrigo Saracho fue culpable directo de los primeros dos goles. El arquero de los del Sur tuvo una floja respuesta en el zapatazo que sacó Facundo Juárez desde unos 30 metros y, como si fuera poco, salió mal a cortar un centro en la jugada que desembocaría en el gol de Matías Donato. A su vez, Matías Villarreal vio la roja, dejó a su equipo con diez jugadores e hipotecó la ilusión de la remontada.

En el complemento, y con la visita jugada en ataque, el local estiró la diferencia y selló el 4-0 final a través de Adrián Toloza y Pablo Palacios Alvarenga.

¡Qué trago amargo, Cervecero!